En tiempos donde el ritmo acelerado y las múltiples responsabilidades diarias parecen absorberlo todo, expertos en psicología infantil subrayan la importancia de un nutriente emocional esencial: la vitamina T. No se encuentra en alimentos ni suplementos, sino en los momentos de calidad que los padres dedican de forma auténtica a sus hijos.
La vitamina T —un término acuñado de forma simbólica por especialistas del colegio Highlands School Barcelona (HSB), en España— representa ese "tiempo de calidad" que fortalece el bienestar emocional y psicológico de los niños, especialmente durante sus primeros años de vida.
Un nutriente emocional que transforma
“Del mismo modo que las vitaminas físicas son esenciales para la salud del cuerpo, la vitamina T lo es para la salud mental y el desarrollo afectivo de los niños”, explicó María Castells, psicóloga en educación infantil y primaria del HSB, en entrevista con la agencia EFE.
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La especialista describe esta vitamina emocional como aquellos momentos de conexión reales entre padres e hijos, libres de juicios, correcciones o prisas. Espacios donde los niños pueden sentirse vistos, escuchados y valorados.
“Los niños que más nos retan suelen ser quienes más atención emocional necesitan. A menudo expresan con su conducta lo que no saben pedir con palabras. La respuesta a sus necesidades puede ser tan simple como poderosa: tiempo exclusivo con sus padres”, señala Castells.
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El impacto positivo en el vínculo familiar
Además de fortalecer el apego emocional, la vitamina T puede reducir conflictos y mejorar el clima familiar. Según Castells, los llamados "niños difíciles" muchas veces reciben más advertencias que reconocimiento, lo cual puede deteriorar su autoestima.
“Incluso un abrazo de más de 10 segundos, una conversación durante la cena sin pantallas, o una actividad compartida como cocinar o jugar, puede marcar una gran diferencia”, afirma la psicóloga.
Estos momentos de conexión, si se vuelven cotidianos, potencian la autoestima, desarrollan la empatía y mejoran la comunicación dentro del hogar. Sin embargo, Castells reconoce que, aunque parezca sencillo, “gestionar la vitamina T no siempre es fácil”, debido a la carga emocional y laboral que enfrentan muchas familias.
Claves prácticas para fortalecer la vitamina T
Para facilitar la incorporación de este nutriente emocional en la vida diaria, la experta recomienda seguir estas cuatro claves prácticas:
- Agendar las actividades compartidas: “Recoger a tu hijo tras una clase o asistir a una obra escolar son momentos clave que deben tener prioridad en la agenda”, comenta Castells.
- Personalizar el tiempo compartido: Lo importante es que sea significativo para el niño. “Para uno puede ser preparar juntos el desayuno; para otro, armar una manualidad o leer un cuento”, dice.
- Elegir actividades sencillas y caseras: No hace falta planear grandes salidas: un paseo al parque, cocinar en casa o preparar una merienda especial pueden convertirse en vitamina T de alto valor.
- Crear el hábito del tiempo de calidad: Convertir este tipo de conexión en una costumbre familiar es esencial. “Hay que empezar a disfrutar y darle el espacio que merece en nuestras vidas”, concluye la especialista.
- Escuchar, compartir, abrazar: gestos que nutren: La vitamina T también incluye la escucha activa, incluso cuando el niño no parece tener mucho que decir. En esos momentos, los padres pueden hablar de su propio día, mostrar interés en los sentimientos de sus hijos y demostrar afecto sincero.
En una era donde el tiempo parece escaso, regalar minutos auténticos a nuestros hijos puede ser el mayor acto de amor y educación emocional. Incluir la vitamina T en la rutina diaria no requiere de grandes recursos, solo de intención, presencia y afecto genuino.
La vitamina T, más que un concepto simbólico, es una herramienta poderosa para fortalecer el vínculo familiar, nutrir la salud emocional infantil y construir hogares más conectados.
Con información de EFE.
