Un reciente estudio realizado por investigadores de la Universidad de Nanjing, en China, reveló que la tendencia a realizar ejercicio físico podría heredarse de padres a hijos gracias a una forma específica de comunicación celular conocida como microARN espermático. Los resultados fueron publicados en la revista científica Cell Metabolism, marcando un avance significativo en la comprensión de cómo los hábitos saludables pueden dejar una huella biológica en las generaciones futuras.
Durante siglos, la capacidad de realizar actividad física fue clave para la supervivencia humana: permitió cazar, desplazarse grandes distancias y escapar de los depredadores. Hoy, aunque el sedentarismo se ha vuelto común, el ejercicio sigue siendo vital para mantener la salud metabólica y prevenir enfermedades crónicas.
Hasta ahora, se sabía que la práctica deportiva mejora el estado físico y reduce el riesgo de padecimientos como la obesidad o la diabetes. Sin embargo, los mecanismos moleculares que permitían transmitir estos beneficios a los descendientes seguían siendo un misterio.
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El nuevo estudio de la Universidad de Nanjing ofrece una respuesta: los microARN del esperma actúan como portadores de información epigenética, capaces de transferir a la descendencia la capacidad de adaptación al ejercicio y un mejor perfil metabólico.
Herencia del esfuerzo físico
Los investigadores trabajaron con ratones y descubrieron que las crías de padres físicamente activos mostraban una mayor resistencia y un metabolismo más eficiente que las de progenitores sedentarios. Esto sugiere que el entrenamiento paterno modifica el contenido molecular del esperma, influyendo directamente en el desarrollo de los hijos.
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Incluso cuando se inyectaron microARN de espermatozoides de ratones entrenados en embriones de ratones normales, las crías resultantes desarrollaron características similares: mejor capacidad física y una respuesta metabólica más saludable.
Los autores explicaron que este proceso comienza desde las primeras etapas embrionarias, cuando el microARN espermático activa una vía molecular que transmite los efectos positivos del ejercicio a la siguiente generación.
Más allá de los genes
El estudio también demostró que estos efectos pueden darse sin la presencia del gen específico que potencia la función mitocondrial, lo que confirma que la información transmitida no depende solo del ADN, sino de mecanismos epigenéticos regulados por las experiencias del padre.
De acuerdo con los investigadores, los resultados amplían las funciones conocidas del microARN y muestran que las experiencias vitales y factores ambientales pueden codificarse en el esperma como información heredable.
Ejercicio antes de concebir: una inversión en el futuro
Los científicos concluyeron que la práctica de ejercicio antes de la concepción podría ser una herramienta poderosa para mejorar la salud de las futuras generaciones, reduciendo el riesgo de obesidad y enfermedades metabólicas.
“Nuestros resultados subrayan la importancia del ejercicio paterno antes de la concepción del embrión, como una vía para mejorar la salud de las generaciones futuras”, señalaron los autores del estudio.
