Tras llevarse a cabo la operación más letal de Brasil, en la que murieron 121 personas, debido a los enfrentamientos que suscitaron por intentar capturar a importantes líderes del Comando Vermelho (Comando Rojo)— la mayor y más antigua organización criminal de Río de Janeiro — se ha recordado a la pareja argentina que ayudó a lavar millones de dólares para estos criminales.
Hablamos de Marcelo Clayton Alves de Sousa y Naly Pires Diniz, quienes operaban una compleja maquinaria destinada a lavar dinero para el Comando Rojo.
La doble vida de lujo que ocultaba la red financiera del Comando Vermelho en Argentina
La pareja disfrutaba de comodidades al norte del Gran Buenos Aires, tenían una casa sobre el lago en Nordelta, camionetas de alta gama y viajes constantes, mostrando una vida aparente de éxitos financieros.
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Sin embargo, eso era solo una fachada, ya que en 2025 se confirmó que la pareja lideraba desde Argentina un esquema transnacional de blanqueo de activos ligado al narcotráfico, a través de criptomonedas.
La construcción de una vida perfecta: Nordelta, lujo y una imagen sin fisuras
La llamada Operación Crypto, una investigación que en septiembre de 2023 logró desmantelar un engranaje financiero diseñado para blanquear capitales del Comando Vermelho.
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La maniobra era dirigida por Hang Wang, de nacionalidad china, junto al brasileño Marcelo Clayton Alves de Sousa, quien residía con su esposa e hija en una propiedad del exclusivo barrio La Isla, en Nordelta.
Desde ese entorno privilegiado, Alves de Sousa canalizaba el dinero procedente del narcotráfico hacia el ecosistema de las criptomonedas. De acuerdo con la Justicia argentina, la red llegó a mover más de 520 millones de dólares, utilizando billeteras virtuales, firmas ficticias, “cuevas” financieras y la adquisición de bienes registrables, incluidos inmuebles y vehículos de lujo.
El avance transnacional del Comando Vermelho
El primer hilo que conectó a la pareja con el Comando Vermelho surgió en 2022, durante el operativo “Mercader de Ilusiones”, una acción conjunta de la Policía Civil de Río de Janeiro y del Gaeco.
Aquella investigación detectó una red de lavado que operaba entre Brasil, Argentina, Paraguay y Bolivia, y ubicó a Alves de Sousa y Pires Diniz como engranajes clave.