Una de las creencias más extendidas sobre la salud articular es que el hábito de tronarse los dedos de forma habitual puede conducir al desarrollo de artritis. Este mito, que se transmite de generación en generación, ha sido objeto de estudio científico y ha sido desmentido por especialistas en reumatología.
La realidad es que el sonido que se produce en las articulaciones se debe a un mecanismo físico que, según la evidencia médica, no está directamente relacionado con el daño articular crónico.
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La ciencia desestima la relación entre el crujido y la artritis
El Dr. Ángel Castillo, médico reumatólogo, fue contundente al desmentir el mito de que tronarse los dedos causa artritis. El especialista afirmó que no existe documentación o evidencia científica que respalde esta afirmación. El ruido característico de este hábito se debe a un fenómeno físico simple.
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El Dr. Castillo explicó que el sonido se debe a dos posibles causas: “burbujitas que quedan ahí” o el desplazamiento del ligamento. Cuando se estiran o doblan los dedos, el aumento del espacio entre las articulaciones provoca que las burbujas de gas que se encuentran en el líquido sinovial colapsen o estallen, generando el crujido. Por lo tanto, tronarse las articulaciones, de forma no forzada, no genera un desgaste que cause la enfermedad. Sin embargo, el médico sí advirtió que hacerlo de forma “muy vigorosa” podría causar una lesión, aunque sin generar artritis.
Estudios de Harvard respaldan la inocuidad del hábito
La división de información al consumidor de la Escuela de Medicina de Harvard, Harvard Health Publishing (HHP), respalda esta conclusión. Un artículo de Robert H. Shmerling, MD, señala que la evidencia más convincente sobre la inocuidad de tronarse los dedos causa artritis proviene de un experimento personal realizado por un médico de California.
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El médico se tronó los nudillos de una sola mano durante décadas. Al tomar radiografías después de este extenso periodo, no encontró diferencia alguna en el desarrollo de artritis entre la mano que crujía y la que no. Un estudio más amplio llegó a la misma conclusión. Si bien algunos reportes han descrito problemas raros, como dislocaciones o lesiones en tendones por el crujido “demasiado vigoroso”, estos casos son la excepción y no la regla.
Diferenciando dolor y otros mitos reumatológicos
El Dr. Castillo aprovechó para abordar otros mitos comunes, como la creencia de que exponerse a cambios bruscos de temperatura causa artritis. El especialista aclaró que la lógica detrás de esto es diferente: si una articulación ya está dañada o inflamada, un cambio de temperatura rápido puede incrementar la sensación de dolor, pero no es la causa subyacente de la artritis.
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Ahora ya sabes que el tronarse los dedos no causa artritis y es una preocupación infundada. La evidencia científica actual indica que, aunque es un hábito que puede resultar fastidioso para terceros, es improbable que cause un daño crónico en las articulaciones.
