Durante años hemos creído que el cuidado de la piel dependía únicamente de cremas, sérums y tratamientos. Sin embargo, la especialista Gisella Gil Buxadé, creadora del método Cosmética Emocional, explica que nuestras emociones son capaces de dejar huella en el cutis: desde una simple arruga hasta problemas como la rosácea.
Sanar tus emociones podría ser el mejor secreto para una piel joven y radiante
Gil propone un enfoque holístico que une ciencia, energía y bienestar emocional. A través de su concepto llamado “Orden Bello”, plantea 11 principios para embellecer la piel de manera consciente. Algunos de los más importantes son:
- Coherencia entre lo que pensamos, sentimos y hacemos.
- Aprender a vivir las emociones y soltarlas en lugar de reprimirlas.
- Buscar armonía entre interior y exterior, para evitar contradicciones que generan conflictos.
- Respetarnos a nosotros mismis cada vez que nos miremos al espejo.
- “Amor hacia lo que hacemos”.
- “Autenticidad en la manifestación vital de nuestros deseos”.
Según la experta, dormir bien, reír, amar y disfrutar son hábitos tan poderosos para la piel como cualquier tratamiento estético de última generación.
Te podría interesar
Ciencia y emociones: la belleza que regenera
Este método no es solo una filosofía espiritual. Investigaciones de biología molecular, como las de Elisabeth Blackburn (Premio Nobel 2009), demuestran que emociones positivas como la gratitud y el placer ayudan a regenerar la telomerasa, enzima clave en el envejecimiento.
En otras palabras: sentir bienestar no solo te hace feliz, también rejuvenece tus células.
Te podría interesar
La mejor crema: amarte a ti mismo
Para Gil, la clave está en abandonar el enfoque de lucha contra la edad (“antiarrugas”, “antiaging”) y apostar por un cuidado amable y amoroso, donde la piel sea escuchada. “La mejor fórmula cosmética es amar cada célula de nuestro cuerpo”, asegura.
Así, la Cosmética Emocional no solo busca embellecer, sino también transformar la relación que tenemos con nuestro propio reflejo. Porque al final, una piel luminosa empieza con un corazón en calma.
La creadora de la Cosmética Emocional no llegó a este concepto por casualidad. Gisella Gil Buxadé se formó como técnica de laboratorio y trabajó en la industria farmacéutica, lo que le dio bases científicas en formulación y rigor experimental. Con el tiempo, integró esta experiencia con su lado terapéutico —naturopatía, terapia floral, oligoterapia y descodificación biológica— para dar vida a un método que combina lo energético con lo físico.
“Nuestra piel siente, habla y nos indica lo que nos sucede. Solo debemos aprender a escuchar sus mensajes profundos e interpretar su lenguaje”, asegura Gil.
Contra la industria del “anti”
La especialista cuestiona el enfoque tradicional de la cosmética que nos vende soluciones exprés con etiquetas como antiarrugas o antiaging. En su propuesta, el cuidado personal debe ser sencillo, amoroso y, sobre todo, libre de luchas contra el paso del tiempo.
“La mejor fórmula cosmética es amar cada célula de nuestro cuerpo”, enfatiza.