Incluir aceite al preparar alimentos puede ser contraproducente si no se elige adecuadamente, ya que no todos los aceites son saludables. Por ello, su consumo debe ser moderado y es recomendable optar por opciones más saludables. Una excelente alternativa son los aceites vegetales, como el aceite de oliva, porque no contiene colesterol.
El aceite de oliva se obtiene mediante un proceso de extracción en frío de las aceitunas, es decir, el fruto del olivo. Su uso es principalmente en la cocina. No obstante, también se utiliza en la industria textil, en la fabricación de productos cosméticos y en la farmacéutica.
Es una opción ideal para preparar condimentos de ensaladas, pero también puede emplearse para freír y sazonar alimentos. Sin embargo, para mantener sus propiedades, se recomienda no superar temperaturas de entre 180 y 200 °C y evitar mezclarlo con otros aceites.
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Beneficios de cocinar con aceite de oliva, según la Profeco
Este tipo de aceite brinda un sabor único y característico a ensaladas y alimentos fritos. Además, destaca por su valor nutricional y los beneficios que aporta a la salud. De acuerdo con la Profeco, el aceite de oliva se clasifica en cuatro presentaciones:
- Aceite de oliva extra virgen
- Aceite de oliva virgen
- Aceite de oliva
- Aceite de orujo de oliva
Gracias a su contenido de grasas monoinsaturadas y poliinsaturadas, el aceite de oliva es un excelente complemento en una dieta equilibrada. Según la Profeco, su consumo ofrece varios beneficios para la salud, entre los que se encuentran:
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- Contiene polifenoles que ayudan a proteger contra enfermedades degenerativas.
- El aceite extra virgen es rico en vitamina E, que protege el cuerpo de la oxidación provocada por los radicales libres.
- Es una excelente fuente de ácido oleico, una grasa monoinsaturada que mejora los niveles de colesterol.
- Consumir 7 gramos de aceite de oliva extra virgen al día está asociado con un 28% menos de riesgo de muerte por causas relacionadas con la demencia.