Un reciente estudio realizado por investigadores de la Escuela de Salud Pública Mailman de la Universidad de Columbia ha encontrado que la experiencia de perder a un ser querido está asociada con un envejecimiento biológico acelerado.
La investigación, publicada en la revista JAMA Network Open, incluyó a 3 mil 963 participantes del Estudio Longitudinal Nacional de Salud de Adolescentes a Adultos, de los cuales casi el 40 por ciento había experimentado la pérdida de un pariente cercano en la edad adulta.
Los resultados mostraron que aquellos que habían sufrido un mayor número de pérdidas exhibían edades biológicas significativamente mayores en comparación con quienes no habían pasado por tales experiencias.
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Impacto de la pérdida en el envejecimiento biológico
Estos hallazgos sugieren que la pérdida puede acelerar el envejecimiento biológico incluso antes de la mediana edad, y que la frecuencia de las pérdidas puede agravar este efecto, conduciendo potencialmente a enfermedades crónicas y una mortalidad más temprana.
Según la investigación, "el envejecimiento biológico acelerado puede representar un mecanismo clave que asocia la exposición a la muerte de miembros de la familia con el riesgo de morbilidad y mortalidad en etapas posteriores de la vida".
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El objetivo del trabajo fue probar las asociaciones entre la pérdida de un padre, un hermano, un hijo o una pareja con el envejecimiento biológico acelerado.
Utilizando medidas como los relojes biológicos PhenoAge y GrimAge, y el ritmo de envejecimiento medido con el DunedinPACE, se encontró que las experiencias de pérdida se asociaban consistentemente con una edad biológica más avanzada.
Estudio sugiere que adultos envejecen más rápido por muerte
El estudio destaca que las pérdidas experimentadas durante la edad adulta mostraron mayores asociaciones con el envejecimiento biológico en comparación con las pérdidas experimentadas durante la infancia o la adolescencia.
"Las experiencias de pérdida pueden contribuir a las trayectorias del envejecimiento biológico incluso antes del inicio de la mediana edad, lo que ayuda a establecer el curso para un riesgo más temprano de enfermedad crónica y mortalidad", concluyeron los investigadores.
Los hallazgos subrayan la importancia de futuras investigaciones centradas en la identificación de estrategias de afrontamiento y apoyo social para mitigar los efectos negativos de la pérdida en el envejecimiento.
Estas estrategias podrían ayudar a mejorar los enfoques clínicos y de salud pública para reducir el impacto de la pérdida en la salud y la mortalidad.
Este estudio proporciona una visión valiosa sobre cómo la pérdida de seres queridos puede afectar profundamente la biología de una persona, acelerando el proceso de envejecimiento y afectando su salud a largo plazo.