¿Te has preguntado alguna vez qué sustancias están presentes en el aire que respiras todos los días? La Organización Mundial de la Salud (OMS) alerta que la contaminación del aire es una amenaza grave y constante para nuestra salud y el medio ambiente.
Desde el denso smog en las grandes ciudades hasta el humo en los hogares rurales, los contaminantes del aire están por todas partes, acechando de manera invisible y silenciosa.
¿Cuáles son los principales contaminantes del aire?
En este sentido, los principales contaminantes del aire se dividen en dos categorías: primarios y secundarios. Los contaminantes primarios son aquellos que se emiten directamente a la atmósfera, como las partículas finas (PM10 y PM2.5), el monóxido de carbono (CO), los óxidos de azufre (SOx) y de nitrógeno (NOx), y los compuestos orgánicos volátiles (COVs) . Estos contaminantes provienen principalmente de la quema de combustibles fósiles en vehículos, industrias y la quema de residuos.
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Por otro lado, los contaminantes secundarios se forman a través de reacciones químicas en la atmósfera. Un ejemplo común es el ozono troposférico, que se genera cuando los óxidos de nitrógeno y los COVs reaccionan en presencia de la luz ultravioleta. Este ozono, a diferencia del que se encuentra en la estratosfera y nos protege de los rayos ultravioleta, es un componente clave del smog fotoquímico y tiene efectos adversos significativos sobre la salud de las personas.
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¿Cuáles son los riesgos de los contaminates del aire para la salud?
Ahora bien, la exposición a estos contaminantes puede tener graves consecuencias para la salud. En este sentido, las partículas finas, PM10 y PM2.5, son particularmente peligrosas ya que, debido a su pequeño tamaño, pueden inhalarse profundamente en los pulmones e incluso ingresar al torrente sanguíneo. Estos pequeños fragmentos están vinculadas a enfermedades respiratorias y cardiovasculares, exacerbaciones del asma, y una mayor mortalidad por enfermedades cardíacas, así como pulmonares .
Además, el monóxido de carbono, un gas inodoro e incoloro, puede interferir con la capacidad del cuerpo para transportar oxígeno, lo que provoca síntomas como dolores de cabeza, mareos y, en casos extremos, la muerte. Por su parte, los óxidos de nitrógeno y de azufre al combinarse con la humedad del aire, pueden formar ácidos que irritan las vías respiratorias, causando bronquitis crónica y otros problemas respiratorios.