En un mundo donde la búsqueda de la salud óptima es constante, nuevas investigaciones arrojan luz sobre una práctica ancestral que va más allá del relajante calor: los baños de sauna. Cada vez más estudios demuestran que el uso de cámaras calientes no solo es un placer indulgente, sino que también puede proporcionar beneficios cardiovasculares comparables a los del ejercicio aeróbico.
Aunque la sauna no puede reemplazar por completo la actividad física, sus efectos sobre la función microvascular y endotelial están generando un debate entusiasta entre científicos y profesionales de la salud.
Efectos cardiovasculares positivos a causa de la sauna
Un cuerpo creciente de evidencia respalda la noción de que el calor y el vapor en la sauna pueden tener efectos positivos en la salud cardiovascular. Los estudios sugieren que la exposición al calor en la sauna puede mejorar la circulación sanguínea en el cuerpo y promover la función endotelial vascular, que juega un papel crucial en el mantenimiento del tono vascular y la salud general del sistema cardiovascular. El profesor Matthew S. Ganio, experto en Ciencias del Ejercicio de la Universidad de Arkansas, destaca que estos efectos podrían conducir a mejoras significativas en la salud cardiovascular.
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Uno de los hallazgos clave es que el aumento del gasto cardíaco es una respuesta fisiológica que contribuye a los beneficios cardíacos observados con el uso de la sauna. Los efectos de la sauna sobre la frecuencia cardíaca y el gasto cardíaco se asemejan a los resultados obtenidos con el ejercicio físico. Esto sugiere que, al aumentar la actividad del corazón, la sauna puede contribuir a una mejora en la salud cardiovascular.
A pesar de sus beneficios, los expertos son claros en que los baños de sauna no puede reemplazar completamente el ejercicio físico. Ganio señala que, si bien existen similitudes entre los beneficios de la sauna y los del ejercicio, este último ofrece resultados que la sauna no puede replicar. Por ejemplo, los movimientos musculares generados por el ejercicio físico, tanto aeróbico como de fuerza, son únicos y no se pueden emular en la sauna.
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Perspectivas sobre el combinar baños de sauna con el ejercicio
El Dr. Earric Lee sostiene que, para aquellas personas que encuentran dificultades para realizar ejercicio físico debido a discapacidades u otras limitaciones, la sauna puede ser una herramienta valiosa para complementar los beneficios cardiovasculares del ejercicio. Al respecto, Lee sugiere que añadir una sesión de sauna después del ejercicio aeróbico podría extender los efectos cardiovasculares quirúrgicos de la actividad física.
En última instancia, los baños de sauna se presenta como más que un simple placer termal. Si bien no puede reemplazar por completo la necesidad del ejercicio físico, su capacidad para mejorar la circulación sanguínea, aumentar el gasto cardíaco y promover la función endotelial vascular la determinará en una opción a considerar para aquellos que buscan mejorar su salud cardiovascular. Al combinar la sauna con el ejercicio, es posible maximizar los beneficios de ambas prácticas y construir una rutina integral para el bienestar general.