La ansiedad es una reacción de nuestro cuerpo ante situaciones de estrés, que puede convertirse poco a poco en un enemigo silencioso, ya que afecta nuestra salud mental e incluso, puede repercutir en nuestro bienestar físico.
Sufrir de ansiedad es una situación compleja, implica afrontar temores internos, enfrentarse a pensamientos intrusivos y lidiar con la incertidumbre constante; también nos hace salir de nuestra zona de confort y afrontar momentos difíciles emocionalmente.
¿Cómo identificar si tengo una crisis de ansiedad?
Es un episodio repentino e intenso de ansiedad que provoca reacciones físicas y emocionales abrumadoras. Estas crisis suelen alcanzar su punto máximo en cuestión de minutos y pueden manifestarse con síntomas:
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- Sensación de miedo o pánico intenso
- Palpitaciones o aumento de la frecuencia cardíaca
- Sudoración excesiva
- Temblores: Pueden ocurrir temblores en las extremidades o en todo el cuerpo.
- Sensación de falta de aliento o asfixia
- Mareos o desmayo
- Náuseas o malestar abdominal
- Sensación de irrealidad o desconexión
Es importante señalar que una crisis de ansiedad puede variar en intensidad y duración, y no todas las personas experimentan los mismos síntomas.
¿Tener ansiedad es lo mismo que tener depresión?
No, pero ambos padecimientos están altamente relacionados entre sí; con frecuencia coexisten y comparten síntomas como problemas para dormir y cambios en el estado de ánimo; además tienen factores de riesgo comunes, como antecedentes familiares y eventos estresantes, esto contribuye a ambas condiciones.
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¿Cómo lidiar con una crisis de ansiedad?
Practica respiraciones lentas y profundas para ayudar a calmar el sistema nervioso. Inhala lentamente por la nariz, retén el aire unos segundos y exhala lentamente por la boca.
Enfócate en el momento presente. Observa tus pensamientos y sensaciones sin juzgar. La práctica regular de la atención plena puede ayudar a reducir la ansiedad a largo plazo.
Cierra los ojos e imagina un lugar tranquilo y seguro; visualiza detalles como colores, sonidos y texturas para distraer la mente de la ansiedad.
Habla contigo mismo, repite frases que te tranquilicen y refuercen la seguridad en ti mismo durante la crisis.
Toca o abraza un objeto reconfortante; la estimulación táctil puede ayudar a anclar tu mente en el presente.
Reduce la exposición a situaciones o estímulos que puedan aumentar la ansiedad, como noticias estresantes o entornos ruidosos.
Comparte tus sentimientos con alguien en quien confíes; a veces expresar lo que sientes puede aliviar la carga emocional.
Si las crisis de ansiedad son recurrentes o severas, considera buscar ayuda de un profesional de la salud mental que pueda ofrecer orientación y técnicas específicas de manejo de la ansiedad.