Casi medio siglo después de haber desatado todo tipo de teorías, debates y asombro, el icónico “rostro” en Marte ha sido capturado de nuevo por la cámara HiRISE de la NASA, operada por la Universidad de Arizona. Esta nueva imagen no solo nos regala una mirada más detallada del famoso mimetolito marciano, sino que también demuestra cómo la ciencia y la tecnología han avanzado desde aquella primera visión en 1976.
De la pareidolia al modelo digital
Fue el 25 de julio de 1976 cuando la sonda Viking 1 envió a la Tierra una imagen que causó sensación: una formación rocosa en Marte que, gracias a las sombras del atardecer, parecía un rostro humano esculpido en una meseta. Aquel fenómeno visual es un ejemplo clásico de pareidolia, la tendencia humana a reconocer patrones familiares —como caras— en formas aleatorias.
Hoy sabemos que se trata de un mimetolito, una formación natural de rocas que, por la acción de la erosión, la meteorización y procesos aleatorios, imita figuras reconocibles. Sin embargo, el regreso de este enigmático punto del planeta rojo a nuestra vista no ha perdido nada de su capacidad para fascinar.
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El 'rostro' de Cydonia
La meseta está ubicada en la región marciana de Cydonia, donde las tierras altas del sur, repletas de cráteres, dan paso a las más suaves tierras bajas del norte. Este entorno ha estado marcado por antiguas actividades glaciares, las cuales moldearon el terreno, reduciendo su altura y esculpiendo los valles achaparrados que hoy lo rodean.
En las imágenes recientes, es posible observar también manchas de material liso —probables restos de hielo de agua mezclado con polvo— especialmente en las caras este y norte del mimetolito.
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Tecnología del presente para entender el pasado
Lo realmente sorprendente de esta nueva observación es la creación de un modelo digital del terreno (DTM) a partir de dos imágenes estéreo tomadas el 4 de noviembre de 2023. Gracias a esta técnica, es posible simular cómo se veían las sombras exactamente en el día de la histórica imagen del 76.
¿El resultado? El “rostro” solo aparece cuando el sol está a punto de esconderse. La iluminación del crepúsculo resalta los relieves precisos que engañan a nuestra percepción. Esta nueva imagen no solo aporta datos científicos valiosos sobre la geología marciana, sino que también revive la mezcla de ciencia y asombro que caracteriza a la exploración espacial.
