El cometa interestelar 3I/ATLAS, el tercero confirmado en atravesar nuestro Sistema Solar, se ha convertido en el centro de una intensa discusión científica y mediática. Mientras observaciones recientes han confirmado actividad cometaria real y localizada, publicaciones en redes sociales han alimentado especulaciones sobre la presencia de supuestas “estructuras” que rodean al cuerpo celeste, reavivando el debate sobre su verdadera naturaleza.
La controversia surge en un momento clave, pues astrónomos profesionales han logrado la primera detección de un chorro (jet) de gas y polvo en un cometa interestelar, un hallazgo que refuerza su origen natural, pero que contrasta con afirmaciones no verificadas difundidas en plataformas digitales.
Qué dicen las observaciones científicas confirmadas
Un estudio publicado en la revista Astronomy & Astrophysics documentó que el Two-meter Twin Telescope (TTT) detectó un chorro de gas y polvo emergiendo del núcleo del 3I/ATLAS, así como una modulación periódica asociada a su rotación. Se trata de la primera evidencia directa de actividad focalizada en un núcleo interestelar.
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“Reportamos el primer jet en un cometa interestelar que, además, confirma el periodo de rotación calculado previamente”, explicó Miquel Serra-Ricart, director científico de Light Bridges. El análisis permitió estimar un periodo de rotación de entre 14 y 17 horas, consistente con mediciones independientes realizadas meses antes.
Para los investigadores, este comportamiento es clave porque los jets cometarios son trazadores directos de la física del núcleo, y su presencia permite comparar de forma directa a 3I/ATLAS con cometas del Sistema Solar.
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Las teorías en redes sociales y lo que se sabe hasta ahora
En paralelo, un usuario identificado como 3I/ATLAS Whistle Blower publicó en la red social X que nuevas imágenes —atribuidas al astrónomo aficionado Rays Astrophotography— mostrarían al menos cinco estructuras físicas girando alrededor de la coma del cometa. Según sus afirmaciones, se trataría incluso de “anillos de polvo” ubicados a unos 150 mil kilómetros del núcleo.
Estas publicaciones han generado especulación y han sido ampliamente compartidas, pero no han sido verificadas por instituciones científicas ni por estudios revisados por pares.
Avi Loeb y la hipótesis de la anticola
El astrofísico Avi Loeb, de la Universidad de Harvard, también se ha pronunciado sobre el 3I/ATLAS. En una publicación reciente, sugirió que la anticola del cometa podría estar compuesta por “un enjambre de objetos” con una superficie total considerable, aunque con una masa relativamente pequeña en comparación con el núcleo principal.
Loeb explicó que, mientras estos fragmentos no experimenten cambios significativos de velocidad por la pérdida de material inducida por el calor solar, podrían mantener una geometría de anticola, orientada hacia el Sol. Sin embargo, el propio científico reconoció que, durante su máximo acercamiento a la Tierra —a unos 270 millones de kilómetros—, el objeto no realizó maniobras ni mostró actividad anómala.
“Lo más probable es que 3I/ATLAS sea un cometa de origen natural”, señaló Loeb, aunque añadió que aún presenta algunas anomalías que justifican su estudio detallado.
