¿Crees que la tortilla francesa nació en Francia? ¿O que el arroz a la cubana es un símbolo del Caribe? Pues quizá hayas estado viviendo en un delicioso error. La gastronomía está llena de mitos y etiquetas que, aunque suenan convincentes, no siempre coinciden con la realidad histórica.
Expertos en turismo gastronómico de Jetcost investigaron los orígenes de algunos de los platillos más famosos del mundo y revelaron que, detrás de su nombre, se esconden viajes, guerras, migraciones y hasta malentendidos.
La tortilla francesa que en realidad es española
Durante la Guerra de la Independencia española (1808-1814), Cádiz y San Fernando resistían el asedio de las tropas napoleónicas. La escasez de patatas y cebollas obligó a los habitantes a preparar una versión simplificada de la tortilla: solo con huevos.
Te podría interesar
Se bautizó como “tortilla a la francesa” en referencia a aquella época de penurias, y con los años se quedó con ese nombre. Irónico: lo que muchos creen francés, nació de la creatividad española en tiempos de guerra.
Arroz a la cubana: un plato que en Cuba… no existe
En Cuba el arroz es básico, pero se acompaña con frijoles y carne. Nada de huevo frito, plátano y salsa de tomate.
Te podría interesar
El llamado arroz a la cubana, que en España es tan popular, parece haber surgido gracias a emigrantes canarios que regresaron de la isla caribeña y adaptaron el platillo a su gusto. Es decir, la “receta cubana” es más española de lo que se cree.
Ensaladilla rusa: un invento de lujo que se volvió humilde
Lejos de ser una receta tradicional de los hogares rusos, la ensaladilla rusa nació en el restaurante Hermitage de Moscú en 1860. Su creador fue el chef Lucien Olivier, quien la preparaba con faisán, caviar y carne de cangrejo.
Con el paso del tiempo, las guerras y la pobreza transformaron la receta: patatas, zanahorias, guisantes y mayonesa. Así, un platillo aristocrático se convirtió en uno de los acompañamientos más populares del mundo.
La hamburguesa no se inventó en Estados Unidos
Aunque hoy es símbolo de la cultura norteamericana, la hamburguesa tiene raíces alemanas y rusas. La carne picada condimentada (steak tartar) llegó desde Rusia a Hamburgo, y fueron emigrantes alemanes quienes llevaron la receta a EE. UU. en el siglo XIX.
El salto definitivo ocurrió en Connecticut en 1895, cuando Louis Lassen sirvió una de las primeras hamburguesas al estilo moderno. Décadas después, White Castle la convirtió en un emblema global.
Croissant: el francés que en realidad nació en Viena
El croissant es uno de los desayunos más franceses que existen… salvo que no nació en Francia. Su origen se remonta a Viena, donde panaderos locales celebraron en el siglo XVII la derrota del Imperio Otomano con un pan en forma de luna creciente.
Fue María Antonieta, de origen austríaco, quien llevó este bollo a Francia. Allí se reinventó con hojaldre y se convirtió en el icónico croissant que conocemos hoy.
Pizza napolitana: un plato con raíces milenarias
Es cierto que la pizza tal y como la conocemos —con tomate, mozzarella y albahaca— nació en Nápoles. Pero la idea de un pan plano con ingredientes encima es mucho más antigua: en Persia los soldados comían panes con queso y dátiles hace 2,500 años, y los griegos también tenían versiones similares.
Así que, aunque Nápoles la perfeccionó, la pizza es un plato con ADN mediterráneo y milenario.
