En México la gastronomía no para de expandirse, pues si bien es cierto que existen platillos que se encuentran en el colectivo imaginario de la comida típica del país, hay otros que pese a que no son muy conocidos sí cuentan con un sabor indescriptible.
Tal es el caso del caldo de oso, una botana ideal para cuando la temperatura sube y el ambiente se vuelve caluroso.
El caldo de oso es una botana tradicional de la ciudad de León, Guanajuato, en México. Contrario a lo que su nombre indica, no contiene ningún ingrediente de origen animal, por lo que no tendrás que preocuparte de probar carne del cuadrúpedo.
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El caldo de oso se compone de:
- Frutas frescas picadas, como jícama, manzana, piña, pepino, sandía y melón.
- Vinagre de piña o de manzana.
- Chile piquín en polvo.
- Chamoy líquido.
- Salsa picante.
- Queso seco rallado.
¿Cómo se prepara el caldo de oso?
- Se pican las frutas en trozos pequeños.
- Se mezclan en un recipiente con el vinagre, el chile piquín, el chamoy y la salsa picante.
- Se espolvorea queso seco rallado por encima.
El caldo de oso se suele servir en vasos o platos pequeños. Se come con una cuchara o con palitos de dientes.
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Es una botana popular en las calles de León y se puede encontrar en puestos ambulantes y en algunos restaurantes.
El origen del nombre caldo de oso es incierto. Algunas teorías sugieren que se debe a su color oscuro, similar al de la piel de un oso. Otras teorías sugieren que se debe a su sabor fuerte y picante.
El caldo de oso es una botana única y deliciosa que vale la pena probar si tienes la oportunidad.