El Día de Muertos en México es una tradición que honra y recuerda a los difuntos. En el marco de esta festividad, el altar es uno de los elementos más importantes, ya que con él se recibe a los seres queridos que murieron, de acuerdo con la creencia popular. Pero, qué día se debe quitar y qué hacer con la comida de la ofrenda.
El Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI) señala que ofrendar en el Día de Muertos "es compartir con los difuntos el pan, la sal, las frutas, los manjares culinarios, el agua y, si son adultos, el vino", esto en referencia a los elementos que componen el altar, en el que se coloca la comida que le gustaba a la persona fallecida en vida.
La ofrenda es una mezcla cultural de nuestros antepasados y las tradiciones europeas. En la actualidad se colocan flores, velas y veladoras, copal, papel picado, pan de muerto y la flor de cempasúchil. Algunos ponen el altar desde los últimos días de octubre, entre los días 27 y 28, cuando se cree que llegan las ánimas de las mascotas y de los fallecidos de forma trágica.
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¿Qué día se debe quitar el altar de muertos?
De acuerdo con la creencia, la ofrenda se retira el 3 de noviembre, fecha en la que se cree que las animas regresan a su descanso. Sin embargo, no pasa nada si se deja unos días más, como lo deciden algunas familias, que creen que las ánimas de sus seres queridos se quedan por más tiempo.
¿Se puede comer lo que se puso en la ofrenda?
Existen diferentes tradiciones en la cultura mexicana, mientras que algunas personas creen que no es bueno ingerir los alimentos que se pusieron en la ofrenda ya que los difuntos ingirieron su esencia. Sin embargo, otros consideran que no hay ningún problema con consumirla, y que por el contario se trata de una forma de honrar a sus difuntos.
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Sin embargo, en caso de optar por comer los platillos, recomiendan que siempre se compruebe que están en buen estado, con el objetivo de evitar un problema de salud. Elementos como la fruta y las calaveritas de azúcar suelen mantenerse en mejor condición durante varios días, contrario al pan, que suele endurecerse.
La decisión de qué hacer con la comida de la ofrenda dependerá de la familia y sus tradiciones, ya que en algunas zonas del país compartir los platillos que fueron colocados en el altar es parte del ritual y se ve como una especie de despedida para las ánimas, aunque se suele pedir permiso antes de consumir algo.