En 1922, Albert Einstein, el genio de la física teórica, dejó un legado más allá de sus contribuciones científicas al desarrollar una teoría sobre la felicidad. Aunque no se trató de un aporte directo a la ciencia, sus reflexiones ofrecen una perspectiva valiosa para la humanidad. Einstein, conocido por su enfoque filosófico sobre la existencia, plasmó en tan solo 13 palabras su visión única sobre la felicidad.
Una nota escrita por él mismo revela que para Einstein, la felicidad no se encuentra en destinos específicos, personas o objetos, sino en la conexión con un objetivo de vida.
Desde esta perspectiva, la felicidad se concibe como un camino, no como una meta. Atreverse a perseguir metas, mantener la determinación, la búsqueda constante del conocimiento y la generosidad hacia los demás son las claves fundamentales según Einstein.
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Durante su estancia en un hotel en Tokio, Einstein compartió estas reflexiones en dos notas escritas a mano en alemán. La primera, “Stilles bescheidenes Leben gibt mehr Glueck als erfolgreiches Streben, verbunden mit bestaendiger Unruhe” (Una vida humilde y tranquila trae más felicidad que la persecución del éxito y la constante inquietud que implica).
Esta frase, entregada a un empleado del hotel, destaca la importancia de una vida sencilla y serena.
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Adicionalmente, Einstein escribió otra frase significativa: “Donde hay voluntad, hay un camino”.
Estas enseñanzas, aunque originadas hace décadas, siguen siendo relevantes en la sociedad actual, donde la búsqueda inmediata de la felicidad a menudo se asocia con éxitos superficiales y logros materiales.
La "teoría de la felicidad" de Einstein nos invita a reflexionar sobre la esencia de una vida plena y satisfactoria.