HÉCTOR ZAGAL

¿Team toga o team guayabera?

La guayabera se ha convertido en prenda habitual en bodas y fiestas de familias acomodadas. Hoy por hoy, hay guayaberas que cuestan más que una toga de juez de distrito.

La guayabera se ha convertido en prenda habitual en bodas y fiestas de familias acomodadas y la toga representa el conocimiento especializado.
La guayabera se ha convertido en prenda habitual en bodas y fiestas de familias acomodadas y la toga representa el conocimiento especializado.Créditos: Foto: Envato / Flickr / Cuartoscuro
Escrito en OPINIÓN el

Algunos políticos han decidido que las togas que usan los ministros de la Suprema Corte de Justicia son elitistas y proponen eliminar su uso. Considerado en sí mismo, el hecho es trivial: lo mismo da que un juez, un magistrado o un ministro imparta justicia vestido con toga, con traje y corbata, o incluso con traje de charro. En algunos países, la toga judicial es de uso inmemorial. En el nuestro, comenzó a utilizarse en la década de 1940.

Sin embargo, desde el punto de vista narrativo, el gesto tiene fuerza. Tienen razón quienes critican la toga: su origen está en la Roma antigua, donde era símbolo de ciudadanía. No podía ser usada por esclavos, extranjeros, menores de edad ni exiliados. Con el paso de los siglos, aquella prenda romana dio origen tanto a la toga académica como a la toga judicial.

El simbolismo es profundo. Los jueces no hablan en nombre propio, sino que son —o deben ser— la voz de la ley. La toga encarna esa impersonalidad: el juez, decía Aristóteles, es en cierto sentido la ley viviente. Ante el juez se somete el ciudadano común, pero también el poder ejecutivo y el legislativo. En una democracia, el poder judicial puede —y debe— fallar en contra del gobierno.

Pero la toga también representa el conocimiento especializado. No cualquiera puede impartir justicia. Así como las togas académicas distinguen al rector, al doctor y al estudiante, la toga judicial señala que quien la porta es un experto en derecho. Los jueces no son ciudadanos cualquiera: son ciudadanos que saben. Son la élite de la ciencia jurídica.

El mundo está lleno de vestimentas simbólicas. Los uniformes militares indican quién es general, quién es coronel, quién es soldado. En ciertas cocinas, el uniforme distingue al chef de los ayudantes. En los hospitales, la bata médica separa al profesional de quien no lo es.

Por cierto, la guayabera tiene también su historia. Fue en su origen una prenda de élite. La usaban los hacendados yucatecos —“la casta divina”, se les decía, medio en broma, medio en serio— mientras que los peones henequeneros vestían ropa de manta. Las guayaberas, de lino finísimo, eran posiblemente importadas de Cuba.

Hoy, la guayabera se ha convertido en prenda habitual en bodas y fiestas de familias acomodadas que se celebran en playas y climas cálidos. Sus alforzas —esos pliegues verticales tan característicos— revelan sofisticación. Y por si fuera poca su sobria elegancia, los diseñadores contemporáneos han añadido bordados refinados. Hoy por hoy, hay guayaberas que cuestan más que una toga de juez de distrito.

¿Y ustedes qué opinan? ¿Son team toga o team guayabera?

(Héctor Zagal, autor de este artículo, es profesor de la Facultad de Filosofía de la Universidad Panamericana y co-conductor del programa de radio “El Banquete del Dr. Zagal en MVS.102.5)