El debate sobre la iniciativa de reforma para eliminar la obligatoriedad de usar la tradicional toga en el caso de los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), podría derivar en un asunto superficial, reconoció el líder parlamentario del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) en la Cámara de Diputados, Ricardo Monreal.
Al señalar que el cambio en la vestimenta de los ministros podría representar un paso y un símbolo hacia la cercanía de los juzgadores a la ciudadanía, el legislador apuntó que el Poder Judicial precisa cambios de fondo para atender problemas estructurales del sistema, por ejemplo, el acceso expedito a la justicia.
“Con toga o sin toga”
En una publicación en redes sociales y su página de internet, titulada “Con toga o sin toga”, el parlamentario hizo referencia a la propuesta de senadores de su partido oriundos de Oaxaca, entidad a la que también pertenece quien será el nuevo presidente de la Corte, Hugo Aguilar Ortiz.
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La senadora Laura Estrada, así como los senadores Luis Alfonso Silva y Antonino Morales, pidieron cambiar la Ley Orgánica del Poder Judicial para que los ministros del Alto Tribunal no estén obligados a usar la toga, y puedan vestir en las sesiones vestimenta tradicional o formal, según sus orígenes, costumbres y preferencias.
Al respecto, Monreal Ávila señaló que la iniciativa en cuestión se inscribe en el marco de lo “simbólico” más que de lo jurídico.
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Tras hacer alusión a episodios históricos relacionados con el uso de la vestimenta tradicional para los ministros de la Corte, recordó que durante la pandemia por COVID-19, cuando los integrantes de ese tribunal sesionaban a distancia, no necesariamente vestían la toga, sino que aparecían en las reuniones virtuales con una indumentaria formal.
Cercanía con la sociedad o superficialidad
El legislador se cuestionó si cambiar la vestimenta de los ministros podría representar un signo de apertura y mayor cercanía a los ciudadanos de los impartidores de justicia, o podría caer en lo superficial, mientras el Poder Judicial requiere avances en otras materias.
Dijo que el Poder Judicial está inmerso en un proceso de cambio en que la población exige más legitimidad social de los juzgadores.
Modificar la norma sobre la indumentaria permitida puede remitir “a la posibilidad de que la justicia deje de hablar desde la distancia y comience a reflejar, en forma y fondo, la pluralidad jurídica y cultural del país”.
No obstante, se corre el riesgo de que poner atención en el asunto de la toga, pueda “desviar la atención de los problemas estructurales más urgentes del sistema judicial”, como la desigualdad en el acceso a la justicia, la lentitud en los procedimientos, la “percepción” de parcialidad, la opacidad institucional y la desconexión del Judicial de la población en su conjunto.
Todo ello, recalcó, son desafíos que “no se resuelven modificando el atuendo de sus integrantes”.
El también presidente de la Junta de Coordinación Política indicó que en todo ámbito, los “símbolos” importan, pero no por cambiar de vestimenta, en la corte habrá una transformación sustantiva que garantice trato digno y eliminación de las barreras “sistemáticas” que siguen afectando, por ejemplo, a las comunidades indígenas.
“Sin avances reales en el plano material, el gesto corre el riesgo de convertirse en una concesión superficial, incapaz de saldar la deuda histórica que el sistema judicial aún tiene con los sectores más excluidos del país”, finalizó.