Hoy en México –como hace más de 100 años – se celebra el Día de las Madres en nuestro país teniendo diferentes expresiones que van desde las reuniones familiares hasta las comidas en restaurantes o eventos sociales masivos como el que ha convocado el gobierno de la Ciudad de México con un concierto en la plancha del Zócalo capitalino.
El otro rostro de esta conmemoración es el de aquellas madres que no desisten, que no claudican por encontrar a sus hijas o hijos desaparecidas que se acumulan, de forma sistémica y constantes desde hace poco más de una década sin que la justicia, la verdad y el esclarecimiento por parte del Estado llegue a ellas y los suyos. Son las madres buscadoras, las rastreadoras, quienes no claudican en rascar la tierra, recorren kilómetros, acuden a sitios inhóspitos, a fiscalías sordas y autoridades ineptas e insensibles para saber del paradero de sus hijas e hijos.
En este país son más de 123 mil personas desaparecidas y/o no localizadas, rebasado el Estado para poder frenar y esclarecer el destino y darle seguimiento a la ficha de localización que han denunciado ante las autoridades sin que haya un verdadero compromiso y deseo de revertir esta crisis de seguridad nacional. Por ello este 10 de mayo el significado del icónico día no es igual para todas las madres del país, porque mientras hay quienes celebraran en familia, existen más de 80 colectivos de madres buscadoras, están organizándose para recorrer algún sitio del país para buscar alguna huella, pista y registro que los lleve hasta sus hijas e hijos.
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Este día, como hace más de una década la presencia de las madres buscadoras/rastreadoras volverán a tomar las calles de la Ciudad de México en la llamada Marcha de la Dignidad Nacional y llevarán a las puertas de Palacio Nacional su pliego petitorio de exigencia para que las autoridades sobre la indiferencia, inoperable que ha sido el Sistema Nacional de Búsqueda para poder dar respuesta, disminuir y en sus casos corregir las estadísticas sobre las personas no localizadas y atender las demandas de justicia y verdad que no ha llegado a miles de madres y familias que siguen recorriendo pueblos, barrios, montañas, ríos, tiraderos, depósitos clandestinos, haciendo fichas y reportes de localización y búsqueda para que en colectivo den seguimiento a sus casos frente a un aparato institucional rebasado, inoperante y a veces indiferente.
Ante un estado de violencia, crimen organizado e inseguridad que vive el país, el riesgo de las madres buscadoras se incrementa, basta revisar los registros oficiales reportan 27 muertes y 3 de ellas desaparecidas o no localizadas hasta este marzo de 2025, lo que significa que hay una crisis mayor no sólo para niñas, niños, jóvenes sino también a las personas que buscan a sus familiares.
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Desde la pasada administración y los meses que lleva el actual gobierno de Claudia Sheinbaum los colectivos de madres buscadoras no han sido atendidas ni escuchadas sus demandas, la comisión nacional de Búsqueda -dependencia de la Secretaría de gobernación la comisión de Derechos Humanos y los organismos estatales han limitado y a veces ignorado sus solicitudes de audiencia.
En esta ocasión, sería un gesto de solidaridad, de empatía y respeto que en todos los actos institucionales, públicos y festivos se dedique un espacio para visibilizar y recordar a las Madres Buscadoras que no tienen hoy nada que celebrar.