Esta mañana, mientras usted amablemente lee esta columna, en la glorieta de las Mujeres que luchan, los colectivos femeninos por los derechos y la equidad de género, las ciudadanas con las huellas del patriarcado en su cuerpo e historia social estarán listas para recordarnos que el machismo sistémico tiene más músculos inflados, incluso cuando una mujer es presidenta y se autodefine como la representación de que “llegamos todas”. Como una prueba irrefutable, hoy, esta utópica frase es una granada que estalla en los rostros, en los ideales y en las luchas de madres, hijas, hermanas, amigas que la justicia por violencia de género no ha alcanzado por el fuero de servidores públicos.
Cuando aquel octubre de 2024, Nidia Fabiola –media hermana del exgobernador de Morelos y actual diputado federal por Morena– presentó ante la fiscalía de aquel estado, una denuncia por intento de violación por parte de Cuauhtémoc Blanco, se integró una carpeta de investigación y notificó el 6 de febrero del año en curso, la necesidad de retirar el fuero al diputado para dar trámite legal y jurídico a la investigación; se esperaba que el grupo parlamentario de mujeres y hombres de su propio partido actuara conforme a la justicia, imparcialidad y sin impunidad. Suponíamos las y los mexicanos que “habían llegado todas las mujeres al poder, la visibilidad y el inicio de la justicia por cuestiones de género”.
Tras una sesión decepcionante, dolorosa para nuestra cultura de género, las mujeres diputadas de Morena mostraron que el patriarcado sigue presente, sistémico y arraigado en nuestra sociedad y los hombres en bloque afianzan su privilegio poderoso que históricamente le ha sido otorgado entre sus iguales, sus pares, donde como manada protegen al agresor animal de la manada. Decepcionante, cínica y evidente comprobación que no se han roto los muros de la complicidad machista. Blanco puede sentirse más fortalecido, 291 votos de sus compañeros y aliadas lo respaldan, 158 diputados rechazaban su fuero… Así la justicia en nuestro país.
El fuero debe desaparecer como caparazón de impunidad, para que cualquier ciudadano pueda ser objeto de investigación e incluso para mostrar y comprobar su inocencia o asumir la responsabilidad del castigo ejemplar como ejercicio de justicia desde los propios funcionarios públicos. Subrayo que no estoy señalando ni juzgando al diputado señalado por su hermana, pero sí creo urgente romper el capelo que se han autoregalado un grupo de servidores públicos para evadir una investigación judicial, un juicio o incluso una investigación previa. No debemos existir ciudadanos de primera y de segunda en este país, tal como lo indica nuestra Carta Magna.
El gobierno actual deberá enmendar la enorme falla para que esta retórica de “llegamos todas” no sea el dedo en el gatillo en la búsqueda de la protección y cobertura plena en Derechos Humanos a mujeres y hombres de este país. No necesitamos ejercicios de cangrejo en materia de justicia social, de equidad de género, y el mensaje que envían los y las diputadas que votaron en contra del desafuero del diputado Cuauhtémoc Blanco no solo es un mal mensaje desde la cúpula institucional del Estado sino una bomba de tiempo puesta en la mano del señalado, que la arrojará con la furia machista a cualquiera traicionando lo que hoy hicieron por salvarlo.
Por lo pronto, la manifestación pública que exprese la inconformidad, reclame imparcialidad y justicia será el antecedente del tono y postura de la señora presidenta en su primer marzo como mandatario, en tiempo de… ¿las mujeres?
Abramos la discusión: @salmazan71