Hace unos días, Peter Hegseth, Secretario de Defensa de EUA, y James D. Vance, Vicepresidente, pronunciaron discursos que cayeron como un balde de agua helada entre los OTAN. Podremos estar de acuerdo o no con los discursos, pero ambos estaban bien estructurados.
Hegseth dejó claro que Trump quiere la paz en Ucrania a como dé lugar. En pocas palabras, Hegseth acepta las dos exigencias claves de Putin. La primera, la neutralidad de Ucrania. Y es que, no debemos olvidarlo, cuando se disolvió la URSS, esta fue una de las condiciones de Rusia: Ucrania no debería alinearse con la OTAN. Rusia pedía una área de seguridad. El acercamiento de Ucrania a la OTAN fue una casus belli para Putin, un dictador que posee un inmenso arsenal de armas nucleares. Literalmente, la OTAN y Ucrania jugaron con fuego. La segunda condición de Putin: “lo cáido, cáido”. Rusia se queda con la tierra que conquistó.
Biden y la OTAN, por un lado, y Putin, por otro, apostaron fuerte. Putin ganó, al menos al día de hoy. Trump, otro apostador fuerte, intenta recuperar parte de la inversión de Estados Unidos en Ucrania, y detener la guerra. Conseguir la paz fue una de sus promesas en la campaña. Muy probablemente lo consiga.
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El discurso de Vance en Munich, en cambio, prácticamente no tocó el tema de la guerra, sino que se centró en la Kulturkampf, la batalla cultural.
Comparado con los habitantes de la Casa Blanca y del Senado, Vance es un joven de solo 40 años. Después del colapso del Partido Demócrata, Vance tiene reales posibilidades de ser el próximo presidente de los Estados Unidos. Eso sí, siempre y cuando Trump no quiera enmendar la constitución…
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Precisamente porque Vance podría ser el próximo presidente de EUA, su discurso en Munich impactó a Europa. Vance habló desde la perspectiva del conservadurismo cristiano, especialmente el de talante evangélico. Trump sabe que lo necesita, como hace ocho años necesitó del ala evangélica del Partido Republicano, al llamar a Mike Pence como vicepresidente.
En Munich, Vance afirmó: ¨La amenaza mayor que más me preocupa sobre Europa no es Rusia, no es China… lo que me preocupa más son las amenazas desde dentro, el retiro de Europa de sus valores más fundamentales, los que compartimos los Estados Unidos”. A continuación, comenzó a hablar de valores morales, de democracia, de libertad de expresión (en especial si esta expresa sentimientos anti-musulmanes) y del problema de la emigración, algo que sonó muy agradable para los oídos de muchos europeos.
Y de paso, desde la típica superioridad moral de algunos políticos estadounidenses, Vance habló de del deber de aceptar resultados electorales, refiriéndose a Rumania y a Zelensky, quien ya fue descalificado por Trump por su falta de talante democrático.
Algunos comentaristas europeos subrayaron el cinismo del discurso de Vance, pues Trump nunca aceptó el triunfo electoral de Biden. Además, eso de “respetar elecciones” no ha sido el fuerte de Estados Unidos, un país que ha invadido y promovido golpes de Estado en aquellos países donde los presidente elegidos democráticamente no favorecían sus intereses.
James Vance escribió el best seller Hillbilly Elegy, en el que se basó la película homónima. Se trata, en realidad, de la autobiografía del autor, quien creció en un pueblo de Ohio. Los hillbillies son los habitantes blancos, pobres y sin estudios universitarios de las zonas rurales de los Apalaches. (Cómo olvidar en la TV a los “Beverly Hillbillies” o, como se conocieron en México, los Beverly Ricos). Esta población ha padecido la desindustrialización de los Estados Unidos en los últimos 40 años. Muchas fábricas de semiconductores, acero y electrodomésticos florecían en tales zonas, pero actualmente han sido casi totalmente abandonadas. Para quienes viven en esas regiones, las consecuencias son evidentes: el mejor empleo para los hillbillies es de cajeros (no automatizados) en los Walmarts locales.
Vance es jabonoso. Por un lado, cuestiona el fatalismo y el pensamiento pueblerino de los hillbillies, pues los ha llevado (sic) al lamentable estado en que viven. Por otro lado, elogia los valores familiares, porque, en opinión de Vance, eso es lo decisivo. Un ambiente familiar sólido y estable, piensa Vance, es una característica que permite salir adelante. (Curiosamente, el es hijo de padres divorciados)
Cierto, nadie dudaría que una familia estable y funcional es un capital social de gran importancia. Pero como muchos políticos estadounidenses, Vance olvida que no basta con “valores familiares” para salir económicamente adelante. El libro de Vance tiene un tono moralista, porque habla poco, por no decir, nada, de las estructuras económicas. Es muy fácil decir que los valores familiares son la clave para salir de la pobreza, cuando se estudió en una universidad Ivy League. Elogiar de valores morales puede ser una evasión para no hablar de las estructuras económicas que generan y perpetúan la pobreza.
Vance es un político a quien debemos seguir de cerca. Su juventud y su cercanía con el ala evangelista conservadora podría convertirlo en el próximo inquilino de la Casa Blanca.
(Este artículo es coautoría de Enrique del Castillo, profesor de Penn State University, y de Héctor Zagal, profesor de la Facultad de Filosofía de la Universidad Panamericana y conductor del programa de radio El Banquete del Dr. Zagal en MVS 102.5)