OPINIÓN SERGIO ALMAZÁN

2 octubre y el juvenicidio

El número de jóvenes desaparecidos en México ha incrementado por diversos factores y causas.

El futuro del planeta es con y para los y las jóvenes.
El futuro del planeta es con y para los y las jóvenes.Créditos: Cuartoscuro
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El 68, fue el año de los jóvenes y las libertades acalladas con bayonetas y desapariciones. En Europa como en América, los años sesenta son los tiempos de persecución juvenil: violencia militar, crímenes, torturas, encarcelamientos, desapariciones y represiones, violaciones a los Derechos Humanos. Decirlo, así: juvenicidio.

En cifras oficiales, 5000 desaparecidos en la Guerra Sucia en México, y a partir de aquella masacre del 2 de octubre de 1968 con la violencia, muerte, desaparición, torturas de jóvenes que aún hoy día no tenemos cifras reales, el destino de aquellos jóvenes, mujeres, niñas y niños, adultos que sus familias nunca más volvieron a saber de ellos. Es por ello, que no debe olvidarse el 2 de octubre y a partir de este momento, no se ha dejado de perseguir, acallar, violentar a las juventudes.

Desde aquel 1968 hasta el 2024 en nuestro país, el aumento de jóvenes desaparecidos, han aumentado 10 veces comparado al 2007, de 1361 personas a 14328 en el 2024. Conforme han pasado los años y las décadas los factores y causas han variado y en algunas causas se han agudizado, de aquellos años en que eran perseguidos por sus ideales, a la desaparición forzada por parte del crimen organizado, la violencia familiar y de género, la situación de vulnerabilidad y los extremos de violencia y bullying o acoso que las y los jóvenes están viviendo en la escuela, en su entorno social y familiar.

A finales del siglo XX, las crisis económicas y desigualdades sociales, culturales, educativas, tecnológicas, precarizaron las condiciones de desarrollo de los jóvenes en los países latinoamericanos y en México con el modelo neoliberal, marginó y amplió la brecha de desigualdad social de los jóvenes. Y junto con estas condiciones, el crimen organizado y el otro rostro de crimen, el tráfico sexual, sentó las bases de una doliente realidad la violencia sistémica de las juventudes llamada así juvenicidio.

Con el juvenicidio instalado en los sistemas sociales de los Estados en el mundo, la violencia tiene múltiples rostros: feminicidio, adicciones, tráfico de personas, explotación sexual, de género, secuestros, vidas desplazadas, pobreza, marginación, hostigamiento y sus silencios varios cómplices. Son las y los jóvenes hoy más que nunca, las presas de los grupos criminales en el mundo: tráfico, esclavitud sexual y de los grupos criminales, violencias racistas, persecución y desapariciones, Y para las instituciones, el blanco de la injusticia, la impunidad sistémica y operativa; racismo, clasismo y condiciones límite donde se vulneran todo tipo de Derechos Humanos elementales a los que toda esta población está inscrita. Salud, educación, libertad, protección y desarrollo.

El concepto de juvenicidio que las academias, los sociólogos e investigadores sociales están desarrollando como metodología y concepto para evidenciar las formas de violencia sistémica que en el mundo se hace presente para descalificar, degradar y discriminar a los jóvenes, pone en el centro de las discusiones sociales, ideológicas, culturales, económicas e intelectuales a las y los jóvenes como sujetos marginados del desarrollo y del nuevo orden del mundo.

Excluirlos de la nueva conformación de las ciudades, el campo y la política pública de los países es una forma simbólica de juvenicidio. El futuro del planeta es con y para los y las jóvenes. Precisamos un nuevo modelo social que los sume, los prepare, los proteja y los impulse.

Abramos la discusión: @salmazan71