La ciudad de México es un escenario fascinante por su arquitectura, su historia, su diversidad de sitios, expresiones artísticas, culinarias, ofertas culturales y extensión. Pero también, representa un enorme reto de accesibilidad, movilidad, seguridad, equidad, inclusión y crecimiento. La amamos y la padecemos, como ocurre con las grandes metrópolis. El reto de vivir, habitar y crecer en esta ciudad parece ser un reloj de tiempo: más allá de política, requerimos conciencia colectiva de lo que nos requiere cuidar esta tierra que desde hace 700 años estamos transformando su hábitat a beneficio de quienes la hemos poblado, explotado, construido y destruido. La ciudad es un derecho, pero también es un desafío.
En la Constitución Política de la Ciudad de México, publicada en 2017, establece en su artículo 12 el Derecho a la ciudad, y que va más allá de un concepto de urbes con edificios, vivienda, tecnología y transporte. Se trata de las políticas sociales con perspectiva metropolitana que incluyen principios como la no discriminación, la igualdad de género, la participación de políticas públicas encaminadas al acceso a los servicios básicos humanos: vivienda, agua potable, salud y educación; así como a las dinámicas que impulsen el desarrollo económico inclusivo y diverso, la sustentabilidad alimentaria, del medio ambiente y la seguridad urbana.
Retos a los que nos enfrentamos los habitantes de las grandes ciudades en el presente milenio, teniendo como contexto la ampliación de las zonas urbanas que se ha acelerado en los últimos treinta años, producto de la violencia, la guerra fría, el narcotráfico y el cambio climático. El paraíso de asfalto que el neoliberalismo promovió como símbolo de crecimiento mundial provocó el abandono del campo un 50% al urbanizar esas zonas rurales y en América Latina el crecimiento metropolitano hasta un 70%, lo que hace cada vez más difícil la producción, sustentabilidad y cobertura alimentaria básica entre las poblaciones de las ciudades.
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Con la recién creada Secretaría de Planeación, Ordenamiento Territorial y Coordinación Metropolitana de la Ciudad de México (Metrópolis CDMX) a cargo del político más arraigado a la transformación urbana Alejandro Encinas quien tiene la batuta para encaminar políticas públicas que atiendas problemáticas que van más allá de lo político como son la vivienda, el ordenamiento territorial, la crisis del agua, la movilidad, el empleo y las dinámicas urbanas de la población juvenil que en esta ciudad representan más del 35% de los habitantes.
Estos 60 días del nuevo gobierno fueron los meses de organización y planeación política, pero la ciudad de México es dinámica, no puede detenerse a las decisiones y luchas internas de sus dirigentes, demanda acciones y programas gubernamentales que puedan mitigar las crisis urbanas que parecen desbordadas como es la seguridad, la movilidad, la contaminación y el empleo.
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Está por arrancar el nuevo año, implica que comencemos a ver acciones que contribuyan al cumplimiento equitativo, incluyente, dinámico, sustentable y resiliente para los que habitamos esta metrópolis donde se precisa reordenar su crecimiento, habitarla y desarrollarla de forma más equilibrada con el entorno, el medio ambiente y la sociedad. ¿Será posible que veamos un programa integral que nos lleve a mejorar nuestra ciudad y la forma de habitarla?...
Abramos la discusión: @salmazan71