OPINIÓN GUILLE GÓMORA

Réquiem por el Insabi; adiós Dinamarca

¿Y la promesa de tener un sistema de salud como el de los paises nórdicos?

Juan Antonio Ferrer, titular del Insabi, deberá comparecer esta semana ante la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados.
Juan Antonio Ferrer, titular del Insabi, deberá comparecer esta semana ante la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados.Créditos: Cuartoscuro
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El paso del Seguro Popular al Instituto Nacional de Salud para el Bienestar (Insabi), es para la #4Transformación un rotundo fracaso que cobró la vida de miles de afiliados. No pudo con la tarea de llevar servicios de salud y medicamentos gratuitos a más de 50 millones de personas y fue relevado por el IMSS-Bienestar.

Se acabó el sueño de contar con un sistema de salud como el de los países nórdicos. La promesa de campaña (2018) se transformó en una pesadilla sanitaria que dejó a millones sin servicios médicos y sin medicinas. Una angustia que el secretario de Salud, Jorge Alcocer, calificó de “exagerada”.

Juan Antonio Ferrer, titular del Insabi, deberá comparecer esta semana ante la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados para entregar el informe trianual del organismo a su cargo y rendir cuentas sobre el estado del Fondo de Salud para el Bienestar. ¿Aceptará el fracaso de su responsabilidad?

Además, deberá explicar a los diputados, el destino o uso del Fondo de Salud para el Bienestar por 110,000 millones de pesos que heredó el Insabi al entrar en funciones el 1 de enero de 2020, después de una reforma a la Ley General de Salud.

En el réquiem por el Insabi, Juan Antonio Ferrer, experto en zonas arqueológicas, debiera hacer un acto de honestidad y aceptar que no funcionó el instituto por una mezcla de falta de planeación y estrategia, empezando por su falta de experiencia en el ramo de la salud.

No hay que olvidar, que cuando se anunció que se eliminaría el Seguro Popular y lo sustituiría el Insabi, el gobierno federal aseguró que a través de este Instituto se llevarían servicios de salud y medicamentos gratuitos a toda la población que no contara con seguridad social, incluido el tercer nivel de atención, que abarca la de alta especialidad. Sin embargo, fracasó.

El Insabi, que debía marcar el camino hacia un sistema médico como los países nórdicos, está muerto. Al cierre del sexenio, está claro que no vamos hacia un modelo similar al que tiene Dinamarca, como lo prometió el presidente Andrés Manuel López Obrador.

Para empezar, el gobierno sólo destina el 2.7 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) a la salud. Se trata de una cifra mínima e insuficiente, en especial si se compara con otras naciones como Dinamarca con el 11 por ciento, Alemania el 9.5 por ciento y Estados Unidos el 14.3 por ciento.

En México, la seguridad social está enferma de burocracia e indolencia. Para muestra, la errática y mortal estrategia que aplicó Hugo López Gatell, subsecretario de Salud, con el respaldo presidencial, para enfrentar la pandemia por Covid-19 y que nos costó más de 600 mil vidas. La emergencia mundial terminó y el llamado “Doctor muerte”, sigue en su cargo.

Tampoco podremos llegar a los niveles de Dinamarca en materia de salud por el criminal desabasto de medicamentos, en los tiempos de la #4T. Bajó el argumento de la corrupción, que hasta ahora no se ha probado, López Obrador borró del mapa el sistema de compra y distribución de medicamentos que durante años llevó el IMSS con las empresas farmacéuticas.

Decidió que todas las compras las centralizara Hacienda y una empresa pública llevara a cabo la distribución. Después, esa responsabilidad pasó al Insabi, en cooperación con la agencia especializada de la ONU. Y ahora, con los cambios, pasará de nuevo al IMSS.

Mientras tanto, miles de personas murieron porque no tuvieron los medicamentos para atender sus enfermedades. El Movimiento Nacional por la Salud Papás de Niñas y Niños con Cáncer, denunció que el grave problema de desabasto de medicamentos y quimioterapias provocó la muerte de más de 3 mil menores, que no debieron fallecer de haber tenido sus tratamientos en tiempo y forma.

Y qué decir del Programa Universal de Vacunación, en el que México era de los primeros en el mundo. También, registra graves problemas en su cobertura, las tasas de vacunación en sarampión y poliomielitis, entre otras, no se cumplen como debe de ser.

Así las cosas, el triunfalismo del Gobierno se estrella en el México real. El fracaso del Insabi confirma que la ideologización de las políticas públicas no es el camino a seguir. Atestiguamos el ocaso de una de las grandes apuestas de López Obrador. Una de las lecciones que dejó la pandemia de COVID-19 fue el triunfo de la ciencia y el fracaso de la política.

Vericuentos

Monreal – Alerta migratoria

Luego del fin del Título 42 por parte de Estados Unidos, México registra una de sus peores crisis migratorias. Ricardo Monreal, presidente de la Jucopo en el Senado advierte que nuestras ciudades fronterizas no están preparadas para dar casa, comida, salud y trabajo, entre otros servicios a los 30 mil deportados mensualmente del vecino del norte. El zacatecano, dice que la decisión del gobierno de Joe Biden, “Es una medida dura, pero electorera en aras de mantener y aumentar su apoyo frente a una elección presidencial que se antoja competida”. Lo cierto es que México dejó de ser un país de tránsito y los migrantes están en nuestro territorio. ¡Sopas!

@guillegomora