GASTRONOMÍA

¿Chilaquiles verdes o rojos?

Los conquistadores españoles del siglo XVI no sólo se llevaron a Europa el oro y la plata, también se llevaron alimentos.

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Escrito en OPINIÓN el

Suele pasar, y muy a menudo, que unos taquitos al pastor, unas enchiladas verdes o un molito poblano le salen caros a los turistas que visitan nuestro país. No en el precio, pero sí en los intestinos. Es la temible venganza de Moctezuma. En muchos casos no se trata de una infección viral o bacteriana, sino de un problema por cambio de alimentación.  Por suerte, los estándares de higiene han mejorado en los restaurantes de nuestro país.

Ahora bien, ¿imaginan ustedes cómo les fue a los españoles que llegaron por primera vez a México? Y viceversa, pensemos en los tlaxcaltecas y mexicas que comieron por primera vez manteca de cerdo, jugo naranja o leche de vaca. Pero la necesidad se impuso y, paulatinamente, los ingredientes mesoamericanos, europeos y asiáticos se fueron mezclado.

Los conquistadores españoles del siglo XVI no sólo se llevaron a Europa el oro y la plata, también se llevaron alimentos. Algunos, como el chocolate fueron recibidos con los brazos abiertos; otros, en cambio, fueron recibidos con recelo. Este es el caso del jitomate.

Por cierto, como los españoles no podían pronunciar la palabra “jitomate”, la convirtieron en “tomate”. La etimología de jitomate es curiosa: xictli, ombligo, y tomatl, tomate. Los mexicanos bien sabemos que el jitomate y el tomate son frutos muy distintos. Los chilaquiles verdes son muy distintos de los chilaquiles rojos…

Europa recibió con miedo el jitomate. Lo consideró un fruto tóxico. El intenso color rojo les dio desconfianza y, seguramente, le cayó mal a los primeros que lo probaron. El fruto viajó rápidamente de España a Italia, pues el sur de Italia gravitaba en la zona de influencia de la Corona de Aragón. En Nápoles y Sicilia el jitomate prosperó y le cambiaron el nombre a pomodoro, manzana de oro, seguramente porque los primeros jitomates que se daban en Italia no tenían el color rojo intenso, sino un color amarillento. Los mexicanos sabemos que los jitomates tienen toda una gama de colores. Gracias a su belleza, el cultivo del jitomate se popularizó en los jardines de la aristocracia española, italiana y francesa como planta de ornato.

El poeta Tirso de Molina (1579-1648) escribió unos versitos al jitomate:

“oh ensaladas de tomates

de coloradas mejillas,

dulces a un tiempo y picantes

La referencia es importante, porque indica que para el siglo XVII, ya se comían ensaladas de jitomate, seguramente aliñadas con aceite de olivo. Pero no es sino a partir del siglo XIX cuando el uso del jitomate se convierte en un ingrediente clave de muchos platillos de la gastronomía mediterránea, piensen en las pizzas italianas, el gazpacho español y la ratatouille francesa. ¡Larga vida al jitomate!

¿Y ustedes que prefieren? ¿Chicharrón en salsa verde o en salsa roja? Dicho de otra manera, ¿ustedes son team jitomate o team tomate?

¡Atrévete a saber! Sapere aude!

@hzagal