En un auditorio repleto de jóvenes, creadores y misioneros digitales reunidos en Monterrey para el Follow Festival, el comediante y cantautor Franco Escamilla sorprendió al público al compartir un aspecto poco conocido de su vida: su historia de fe y el momento en que pensó en convertirse en sacerdote.
Entre risas y anécdotas, Escamilla relató que durante su juventud conoció a un seminarista que se convirtió en su amigo, pero tras salir de fiesta juntos, el joven decidió abandonar el seminario.
“Me acuerdo mucho una noche de estar pensando: ‘Chale, sí fue mi culpa’. Y le dije a Dios: ‘Te debo un sacerdote’”, recordó el comediante ante los asistentes.
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Esa promesa marcó una etapa de introspección en su vida. Poco después, su madre enfermó gravemente y él fue invitado por un sacerdote a participar en un festival vocacional.
Allí vivió un momento espiritual profundo al escuchar el canto “No tengas miedo”, que lo hizo llorar y replantearse su fe. Aunque finalmente decidió no seguir la vida sacerdotal, prometió mantenerse cerca de Dios.
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Años más tarde, Franco cumpliría esa promesa de una forma distinta: fortaleciendo su fe junto a su esposa, Gaby, y participando en iniciativas de evangelización digital.
Durante el evento, el sacerdote José Juan “Padre Borre” Montalvo destacó el proceso de tres años que llevó al comediante a pasar de ser “católico de sillón” a asistir cada domingo a misa y rezar el rosario todos los días.
Entre aplausos, Franco cerró su intervención con un mensaje de esperanza: “No quise ser sacerdote, pero le dije a Dios que sería su agente secreto… para hablar de Él donde pocos lo hacen”.
El público ovacionó su testimonio antes de escucharlo cantar dos temas dedicados a la Virgen María y a Jesús Eucaristía.
Hoy, el humorista regiomontano demuestra que la fe y el arte pueden convivir en el mismo escenario, y que una promesa hecha en silencio puede cambiar el rumbo de una vida.
