Luego de que el alcalde de Santa Catarina, Jesús Nava, hiciera un llamado a las autoridades estatales, federales y ambientalistas a prohibir la entrada y proteger La Huasteca de las construcciones en su interior, la asamblea “Un río en el río” pidió regular el acceso en lugar de prohibirlo.
Carlos Velasco, doctor en biología, declaró que se debe parar la construcción y urbanización en La Huasteca, principalmente para evitar la pérdida de vidas humanas, pero también para la protección del área natural.
"Y bueno, hay que pensar en regular el acceso, no prohibir el acceso a zonas, espacios naturales, pero hay que regularlos, sobre todo mantenerlo libre y no privatizarlo".
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"Hay que decir ya no más infraestructura sobre el lecho del río y esto permitiría reducir riesgos sobre todo en la pérdida de vidas humanas, los daños económicos, pues han sido reiterados, pero también es momento de que ya podamos detenerlo y bueno, también hay que poner en el ojo la participación de la ciudadanía”, dijo.
Por su parte, el arquitecto Jaime Álvarez, señaló que si continúan las construcciones estas deberán ser basadas en la naturaleza, hacer estudios y focalizar las zonas donde la corriente del agua no tenga gran impacto.
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"Mi sugerencia para la reconstrucción de caminos al interior del cañón de La Huasteca es solucionar basado en la naturaleza, soluciones sostenibles, resilientes y estas van desde el mismo trazo de las vialidades y de hecho, del material que vayan a quedar construidas", apuntó.
Los ambientalistas señalaron que se debe convocar a un foro para escuchar a pobladores de la cuenca alta, especialistas y usuarios del parque, con el fin de explorar alternativas basadas en la naturaleza y socialmente incluyentes.
Por último, puntualizaron que es una buena oportunidad para marcar un antes y un después del paso de los fenómenos meteorológicos Gilberto, Alex y Alberto por Nuevo León.
El llamado del alcalde Jesús Nava a prohibir el acceso a La Huasteca se dio luego que la tubería que abastece de agua al municipio de Santa Catarina se vio gravemente dañada, dejando a la población sin el vital líquido por casi dos semanas.