Nuevo León enfrenta una creciente crisis de contaminación en varios de sus municipios, lo que ha afectado significativamente la calidad del aire y la salud de sus habitantes.
De acuerdo con el índice de calidad del aire (AQI) de diversas plataformas de monitoreo como AQI.in, los municipios más afectados incluyen Apodaca, Juárez, Cadereyta Jiménez y Monterrey, con cifras alarmantes de contaminación.
Monterrey:
Como la capital del estado y la zona metropolitana más grande, Monterrey enfrenta elevados niveles de contaminación, especialmente durante los meses de verano y la temporada de inversión térmica. Las emisiones vehiculares y las industrias en la ciudad son las principales fuentes de polución.
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El aire de Monterrey ha llegado a superar los 400 puntos en el AQI, lo que coloca a la ciudad en la categoría de “peligroso” en la escala de calidad del aire. Según informes locales, la alta densidad vehicular y las industrias cercanas son los principales contribuyentes de esta situación.
Apodaca:
Este municipio industrial también ha sido señalado por sus niveles críticos de contaminación. Las emisiones provenientes de fábricas y la intensa circulación de vehículos contribuyen a la mala calidad del aire, especialmente en los puntos más cercanos a los parques industriales.
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El AQI en Apodaca ha alcanzado índices peligrosos, generando preocupación entre la población sobre los efectos a largo plazo en la salud pública.
Juárez:
Al igual que Apodaca, Juárez enfrenta problemas similares debido a la alta concentración de fábricas y una gran actividad comercial. A menudo, este municipio experimenta niveles de contaminación tan altos como Monterrey, especialmente en las horas de mayor tráfico.
El monitoreo del AQI en Juárez muestra picos de contaminación que han sido clasificados como "no saludables", lo que pone en riesgo a personas con condiciones respiratorias.
Cadereyta Jiménez:
En este municipio, la situación de contaminación ha estado vinculada principalmente a las emisiones de la refinería local, una de las más grandes de la región. Esto, combinado con la geografía del lugar, que no permite una dispersión efectiva de los contaminantes, ha creado un ambiente con aire de mala calidad durante largos periodos.
Según datos del Sistema de Monitoreo de Calidad del Aire de México, durante los periodos de alta contaminación, las autoridades locales activan alertas y recomiendan a los ciudadanos evitar actividades al aire libre. La situación es especialmente grave para personas con afecciones respiratorias como el asma, así como para niños y ancianos.
La calidad del aire también se ve afectada por las condiciones climáticas, como la falta de vientos fuertes que ayuden a dispersar los contaminantes. En días de alta presión o inversión térmica, los contaminantes quedan atrapados cerca de la superficie, empeorando la calidad del aire.
Para combatir estos problemas, se han propuesto iniciativas para mejorar el transporte público, reducir las emisiones industriales y fomentar el uso de vehículos menos contaminantes.
Sin embargo, la efectividad de estas medidas a largo plazo sigue siendo una preocupación. El monitoreo constante del aire, el incremento de las alertas ambientales y la concientización pública son fundamentales para mitigar los efectos de la contaminación en la región.