La estatua de Poseidón, ubicada en la playa de puerto Progreso, ha generado debate y preocupación debido a su impacto en el entorno y la cultura maya. El hombre mayahablante, Carlos Orlando Pérez Zaldívar, busca que se retire esta figura mitológica griega que, según él, menoscaba su derecho a la preservación de la cultura indígen.
Demanda de amparo contra Poseidón
Durante el paso del huracán Beryl, la estatua de Poseidón, una figura prominente y venerada en la región, se convirtió en un punto de intensa discusión y debate entre los habitantes y expertos. Algunos creen firmemente que la imponente presencia de la estatua, representando al dios griego del mar, provocó la ira de Chaac, el dios maya de la lluvia y las tormentas. Según estas creencias, la ofensa a Chaac por la prominencia de un dios extranjero en su territorio podría haber influido en la trayectoria del huracán, intensificando su fuerza y dirigiéndolo hacia áreas habitadas.
Estatua de Poseidón en ciudad ajena
El demandante argumento de que Poseidón, siendo una deidad griega, es completamente ajeno a la rica y ancestral cultura maya. En la tradición y cosmovisión de su pueblo, Chaac es el dios de la lluvia, del agua y de las tormentas, y es una figura central en sus prácticas religiosas y culturales.
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La instalación de la estatua de Poseidón, por lo tanto, no solo representa una imposición cultural extranjera, sino que también afecta profundamente su derecho humano a la preservación y el respeto de la cultura indígena. Esta acción se percibe como un acto de desplazamiento y desconsideración hacia las creencias y tradiciones locales, poniendo en riesgo la integridad cultural y espiritual de la comunidad maya.
La estatua de Poseidón en Yucatán se encuentra en el centro de un debate legal y cultural. Mientras algunos la ven como un atractivo turístico, otros la consideran una interferencia con la herencia maya.