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Gentrificación en CDMX: un fenómeno de desigualdades prevenible y reversible, dice Carla Escoffié

La abogada y autora del libro País sin techo, Carla Escoffié realizó un análisis de este conflicto social que ha derivado en protestas en algunos puntos de la capital.

La gentrificación no es una consecuencia natural del desarrollo urbano. Es un fenómeno político y económico que puede ser regulado.
La gentrificación no es una consecuencia natural del desarrollo urbano. Es un fenómeno político y económico que puede ser regulado.Créditos: Freepik
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En el contexto de las recientes protestas contra la gentrificación en Ciudad de México, la abogada y autora del libro País sin techo, Carla Escoffié, afirmó que este fenómeno urbano no debe entenderse como un conflicto entre nacionalidades, sino como una expresión de la desigualdad económica estructural.

En entrevista para el canal de YouTube del periodista Julio Astillero, Escoffié ofreció un análisis integral sobre este fenómeno que definió como un proceso prevenible, reversible y profundamente desigual, distorsionado por discursos aspiracionales, xenófobos y desinformados.

“La gentrificación existe, es un problema, no es positiva y sí es prevenible y reversible. Eso para mí es indudable”, sentenció.

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No es aspiracional: es desplazamiento forzado

Ante las críticas que acusan a los manifestantes de “querer vivir gratis en zonas nice”, Escoffié fue clara:

“La discusión no es aspiracional. Es sobre gente que está siendo expulsada de lugares donde históricamente ha vivido.”

Aclaró que no debe confundirse la mejora urbana con la gentrificación, ya que esta última implica el desplazamiento de personas que no pueden seguir pagando las rentas en sus barrios.

“Puede haber mejoras en servicios y calidad de vida sin que haya expulsión.”

No es un tema de nacionalidades, sino de clase

Para Escoffié, el trasfondo de la gentrificación en CDMX está en la desigualdad económica, no en la nacionalidad de quienes participan en el proceso.

“Muchos estadounidenses gentrifican, pero también muchos mexicanos lo hacen y se benefician porque están en el sector inmobiliario o incluso en el gobierno.”, mencionó.  

Advirtió además sobre los riesgos del discurso nacionalista, que puede volverse en contra de migrantes vulnerables como haitianos, hondureños o centroamericanos, sin tocar a quienes concentran el poder económico.

“Me preocupa que frases como ‘México para los mexicanos’ terminen afectando al haitiano, al hondureño, y no al estadounidense en su penthouse.” sentenció. 

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¿Es inevitable la gentrificación?

Escoffié fue enfática: la gentrificación no es inevitable. Rechazó la idea de que sea una consecuencia natural del desarrollo urbano y la describió como un fenómeno político y económico que puede ser regulado.

“La gentrificación no es natural. Es un proceso que puede y debe regularse.”

Si bien, destacó avances recientes, como la regulación inicial de plataformas como Airbnb y la construcción de vivienda pública en renta, consideró que las políticas actuales aún son insuficientes.

“Las políticas actuales son parches. Hay avances, pero aún no se ha querido discutir todo lo necesario.”

¿Cómo enfrentar la gentrificación en CDMX?

Entre las soluciones que Escoffié propone para enfrentar este fenómeno, destacan:

  • Creación de bancos de suelo con propiedades públicas ociosas.
  • Impulso a cooperativas de vivienda y tierras comunitarias.
  • Aprobación de una ley inquilinaria que regule de forma justa el arrendamiento.
  • Obligación de contratos por escrito y creación de un registro público de arrendamientos.

Sobre las recientes manifestaciones en la Ciudad de México, aclaró que la convocatoria original era para un conversatorio, pero ante la alta participación y el malestar social, derivó en una marcha espontánea.
En ese sentido, pidió evitar que el movimiento sea desacreditado por actos aislados o manipulado por discursos extremistas, ya sea de corte xenófobo o negacionista.

Carla Escoffié subrayó que enfrentar la gentrificación implica reconocerla como un problema urbano complejo, que demanda regulación del mercado inmobiliario, voluntad política y organización social para garantizar el derecho a la ciudad.