La figura de Miguel Hidalgo y Costilla, conocido como el “Padre de la Patria”, se ha convertido en un símbolo de la Independencia de México. Sin embargo, la imagen que tenemos de él no corresponde a un retrato en vida.
A lo largo del tiempo, artistas, historiadores y políticos han moldeado su representación, desde billetes y esculturas hasta caricaturas. Pero ¿qué tan cerca estamos de saber cómo era realmente el rostro del iniciador de la lucha de 1810?
¿Cuál es la descripción más fiel de Miguel Hidalgo?
De acuerdo con el historiador Lucas Alamán en su obra Historia de México (1849-1852), Hidalgo era “de mediana estatura, cargado de espaldas, de color moreno, ojos verdes vivos, la cabeza algo caída sobre el pecho, bastante cano y calvo”.
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Esta descripción fue clave para pintores como Antonio Serrano en 1831 y Joaquín Ramírez en 1865, cuyo retrato se convirtió en la base de la imagen oficial.
¿Cómo se construyó la imagen del “Padre de la Patria”?
Investigadores como Alfredo Ávila, de la UNAM, señalan que muchas de las representaciones de Hidalgo se basaron en el parecido con sus hermanos, al no existir un retrato directo. Incluso hubo versiones caricaturescas, como la litografía de Claudio Linati, que lo mostraba con ropa morada, sombrero de plumas y una espada curva, inspirada en una declaración de la Inquisición.
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Con el paso del tiempo, Hidalgo fue pintado cada vez más viejo, con escaso cabello en la parte superior pero melena larga como símbolo de sabiduría y rebeldía. Así, su imagen terminó siendo un retrato simbólico de la lucha por la libertad.
La ausencia de un retrato fiel permitió que la imagen de Miguel Hidalgo se transformara en una construcción colectiva. Del mito al retrato, lo que conocemos hoy es más una representación histórica y cultural que el verdadero rostro del hombre que encabezó la Independencia.
