El reciente mensaje del expresidente Andrés Manuel López Obrador —en el que afirma que volverá a la vida pública si la democracia está en riesgo, si Claudia Sheinbaum es atacada o si la soberanía nacional se ve amenazada— no pasó desapercibido. Para Luis Carlos Ugalde, director de Integralia Consultores, el anuncio tiene un trasfondo político claro: preparar su reaparición en la elección intermedia de 2027.
En entrevista con MVS Noticias, Ugalde explicó que el video del exmandatario envía dos mensajes centrales. El primero, dijo, es que López Obrador se presenta como “el guardián de la transformación”, alguien que se mantiene vigilante sobre el rumbo del país. El segundo apunta a una intención más estratégica: volver cuando lo considere necesario, previsiblemente en el proceso electoral de dentro de año y medio.
Polarización y narrativa de enemigos: la estrategia detrás del anuncio
Ugalde destacó que la insistencia en que la presidenta está bajo ataque forma parte de una lógica populista: “El populismo requiere enemigos una y otra vez. Sin enemigos el populismo muere”, afirmó.
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Según el analista, esta retórica busca mantener cohesionada a la base de Morena en un momento en que las encuestas del partido muestran un deterioro y un “hartazgo” creciente en algunos sectores sociales.
También señaló que la presidenta pudo haber optado por el diálogo frente a las protestas recientes, pero que la estrategia gubernamental ha sido otra: polarizar y mantener vivo el pleito político.
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Tres campañas en 2027: la lectura de Ugalde
El director de Integralia prevé un escenario sin precedentes en las elecciones intermedias: “Vas a tener la campaña de los candidatos de Morena, la campaña de Claudia Sheinbaum por la revocación de mandato y la campaña de López Obrador”, aseguró.
A su juicio, la presencia del expresidente será determinante tanto en el electorado como dentro del propio gobierno, pues envía la señal de que continúa siendo la figura con la última palabra dentro de Morena.
¿Un freno al cambio?
Para Ugalde, la reaparición de López Obrador refuerza una continuidad que puede ser políticamente disfuncional: considera que este esquema impide transformaciones profundas en temas como impunidad, corrupción o vínculos entre poder político y crimen organizado.
Además, sostuvo que la presidenta ha preferido “mantener la calma en la familia” y evitar rupturas internas, incluso frente a las críticas más fuertes al legado del expresidente.