La tradición mexicana señala que las almas regresan al mundo de los vivos en horarios específicos durante el Día de Muertos. El 1 de noviembre está dedicado a los niños, conocidos como “angelitos”, mientras que el 2 de noviembre corresponde a los adultos.
Así que, conocer a que hora llegan al mundo de los vivos ayuda a los familiares a preparar los altares, la comida y los objetos que se colocan en las ofrendas. Según las creencias, las almas cruzan al mundo de los vivos de manera ordenada y siguiendo el calendario de la festividad.
Hora exacta en que comienzan a llegar las almas
El 1 de noviembre marca la llegada de los niños fallecidos, conocidos como “angelitos”, quienes cruzan al mundo de los vivos desde la medianoche. Se cree que en estas primeras horas aprovechan para visitar los altares preparados en su honor, encontrando flores, comida, juguetes y objetos que los familiares colocan con mucho cariño, generando un ambiente cálido y acogedor para recibirlos.
Te podría interesar
Durante la madrugada del 2 de noviembre, los adolescentes también se suman a la visita, siguiendo la misma tradición. Sus almas recorren los hogares y ofrendas, recordando a quienes los esperan y dando inicio formal a las celebraciones de esta fecha tan especial.
La medianoche no es solo un momento simbólico, sino que representa la conexión directa entre los vivos y los muertos. Por ello, muchos hogares esperan a que inicie este tiempo para encender velas, poner música y preparar los elementos que guiarán a las almas hasta los altares, asegurando que su visita sea respetuosa y armoniosa.
Te podría interesar
Tener la ofrenda lista desde la noche del 31 de octubre es fundamental, pues esto garantiza que al inicio del 1 y 2 de noviembre, los difuntos encuentren todo dispuesto y puedan disfrutar de los alimentos, bebidas y objetos que sus familiares han colocado con intención, amor y cuidado.
Consejos para recibir a las almas en tu casa
Al preparar las ofrendas, se recomienda mantenerlas completas y ordenadas desde la noche anterior. Velas encendidas, flores frescas, alimentos tradicionales y objetos personales son esenciales para que los espíritus se sientan bienvenidos y guiados correctamente hacia el altar.
También es importante cuidar la limpieza del lugar donde se coloca la ofrenda. Esto no solo es un gesto de respeto hacia los difuntos, sino que ayuda a que las almas “crucen” sin obstáculos, evitando cualquier distracción o interrupción en su recorrido y permitiendo que disfruten de la visita con tranquilidad.
Finalmente, recordar que cada elemento de la ofrenda tiene un propósito: guiar, nutrir y dar compañía a los difuntos mientras comparten unos momentos con quienes los recuerdan. Mantener estos detalles permite que la tradición se mantenga viva y con un significado profundo, conectando a las familias con su historia y memoria.
