El Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), propuso a los estados implementar programas locales para ampliar la jornada escolar y proveer alimentación a estudiantes, ante la desaparición del Programa Escuelas de Tiempo Completo (PETC) y para ello requerirían invertir un promedio anual de 2 mil 696 pesos por alumno.
Recordó que desde 2007 este programa federal brindó jornadas ampliadas de seis y ocho horas diarias y servicios de alimentación para estudiantes de 3 a 15 años en educación básica con cobertura en todo el país; durante su último año de operación este programa benefició a más de 25 mil planteles y a 3.6 millones de estudiantes.
El IMCO analizó el impacto en las entidades y la evidencia muestra que los estados pueden implementar programas de tiempo completo que beneficiarían a 1 de cada 10 escuelas públicas de educación básica; además como lo hizo a nivel federal, lograría una reducción del rezago educativo grave en 9%; disminuiría el abandono escolar en 20% y reduciría 13% la repetición del año escolar; mejoraría el desempeño en las pruebas estandarizadas de español y matemáticas; cerraría las brechas de desigualdad entre poblaciones vulnerables y garantizaría el acceso a alimentos para niñas y niños en pobreza.
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Se calculó que en el ciclo escolar 2019-2020 el programa federal invirtió, en promedio, 2 mil 696 pesos por alumno al año. Esta cifra no es una asignación por alumno, es el presupuesto promedio ejercido por beneficiario para cubrir los sueldos de los docentes por el tiempo adicional de clases, necesidades de asistencia técnica, servicios de alimentación, así como apoyos logísticos para su implementación.
Con base en el presupuesto ejercido para cada entidad en el ciclo 2019-2020, el IMCO estimó que los gobiernos locales tendrían que destinar entre 0.5% y 5% de su presupuesto de educación estatal en 2022 para darle continuidad a los objetivos del PETC. Esta cifra asume que se atendería a la misma cantidad de planteles registrados en el ciclo 2019-2020 y la diferencia en el rango depende del presupuesto que cada estado reporta para educación.
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La situación educativa después de la pandemia pone en riesgo el futuro profesional de las nuevas generaciones. Para reducir este riesgo, sobre todo entre estudiantes que viven en una situación vulnerable, es urgente contar con estrategias articuladas para revertir la pérdida de conocimientos y el abandono escolar, concluyó el IMCO.