El ejercicio físico es uno de los pilares básicos de la salud. Practicarlo con constancia es fundamental y las vacaciones no deben servir de excusa para abandonarlo. Sin embargo, en esta época del año es necesario tener algunas precauciones para que el sol y las altas temperaturas no nos jueguen una mala pasada.
La Fundación Española del Corazón subraya la importancia de hidratarse bien. "En condiciones basales, demos beber entre dos y tres litros de agua al día, aunque no tengamos sed. Si vamos a practicar deporte, lo ideal es que mantengamos una hidratación ajustada a nuestros requerimientos antes, durante y después del mismo", indica.
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"Si la práctica deportiva se realiza al aire libre en una gran ciudad, hay que tener en cuenta los niveles de contaminación ambiental, sobre todo en lo referente al ozono. Por ello, es conveniente practicar deporte en las primeras horas del día o por la noche", recomiendan los especialistas de Sanitas, empresa especializada en seguros de salud.
Debido a la pandemia de la COVID-19, "la distancia entre corredores debe aumentarse hasta los 5 metros y hasta los 10 metros entre quienes monten en bicicleta", detalla Pilar Martín Escudero, profesora especializada en Medicina de la Educación Física y el Deporte de la Universidad Complutense de Madrid.
Hacer ejercicio físico es clave para mantener una buena salud pues, entre otros beneficios, ayuda a controlar el colesterol, el peso, reduce el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, diabetes y algunos tipos de cáncer, fortalece los huesos y los músculos y contribuye a aliviar el estrés.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que las personas de entre 18 y 64 años deberían dedicar, como mínimo, 150 minutos semanales a practicar actividad física aeróbica de intensidad moderada o bien 75 minutos de actividad física aeróbica vigorosa cada semana.
FORTALECER LOS GRANDES GRUPOS MUSCULARES
A fin de obtener mayores beneficios para la salud, esta entidad recomienda a los adultos de este grupo de edades que aumenten hasta los 300 minutos por semana la práctica de actividad física aeróbica moderada o bien hasta los 150 minutos si es intensa. Además, subraya la importancia de realizar, dos o más veces a la semana, actividades de fortalecimiento de los grandes grupos musculares.
En esta época del año, cuando coinciden las vacaciones de algunas personas con el regreso al trabajo de otras y en la que las temperaturas todavía son muy altas, es fácil encontrar excusas para aplazar la práctica de ejercicio.
Sin embargo, esta debe ser constante y el periodo de descanso, la vuelta a la oficina o las condiciones climáticas no deben ser un pretexto para abandonar un hábito tan saludable.
Eso sí, es necesario tener ciertas precauciones para que la radiación solar y el intenso calor no nos den ningún susto.En este sentido, la Fundación Española del Corazón subraya la importancia de hidratarse bien.
"En verano aumenta la cantidad de líquido que perdemos debido al sudor y, si estamos realizando una actividad física intensa, esa pérdida es mayor", recuerda. Asimismo, explica que el principal problema asociado a la deshidratación severa es que puede llegar a deteriorar la función renal, lo que puede llevar a la aparición de otros eventos más extremos, incluso a nivel cardiaco.
"En condiciones basales, demos beber entre dos y tres litros de agua al día, aunque no tengamos sed. Si vamos a practicar deporte, lo ideal es que mantengamos una hidratación ajustada a nuestros requerimientos antes, durante y después del mismo. Es preferible beber en pequeños sorbos", añade.
Otra de las recomendaciones de la Fundación Española del Corazón es evitar la práctica deportiva en las horas centrales del día, sobre todo, entre las 12:00 y las 18:00 horas, que es cuando se dan las temperaturas más altas. Por el contrario, recomienda hacer ejercicio al amanecer o al atardecer, pues es cuando hay menos probabilidades de sufrir un golpe de calor.Pero el horario no sólo es importante en lo que respecta a la temperatura.
"Si la práctica deportiva se realiza al aire libre en una gran ciudad, hay que tener en cuenta los niveles de contaminación ambiental, sobre todo en lo referente al ozono. Por ello, es conveniente practicar deporte en las primeras horas del día o por la noche, ya que la concentración de ozono es mayor durante la tarde. Por la noche, sin embargo, se dispersa", indican los especialistas de Sanitas, empresa especializada en seguros de salud.
ROPA Y CALZADO ADECUADOS Y GUARDAR LAS DISTANCIAS
A la hora de practicar deporte, también es importante elegir la ropa adecuada. La Fundación Española del Corazón aconseja optar por prendas deportivas ligeras que transpiren bien.
De igual modo, debemos utilizar un calzado adecuado para el terreno en el que vamos a practicar ejercicio físico. "No es raro ver, por ejemplo, a personas en chanclas en la montaña, algo que está totalmente desaconsejado", apunta esta entidad.Además, en estos meses del año es especialmente relevante utilizar protección solar para evitar quemaduras en la piel.
Según indica la Academia Española de Dermatología y Venereología, durante el verano, hay que usar un producto con un factor de protección solar mínimo de 30, aplicar una cantidad generosa sobre la piel unos 20 minutos antes de salir al sol y repetir la aplicación después de nadar o de haber sudado.
Aparte de estas recomendaciones, este año, debido a la pandemia de COVID-19, debemos ser especialmente cuidadosos con la distancia social cuando salgamos a hacer ejercicio. "Hay un estudio realizado por un equipo belga y holandés en un túnel de viento que muestra cómo se expelen las gotitas de saliva mientras se hace deporte.
En ese informe se indica que la distancia entre corredores debe aumentarse hasta los 5 metros y hasta los 10 metros entre quienes monten en bicicleta", detalla Pilar Martín Escudero, profesora especializada en Medicina de la Educación Física y el Deporte de la Universidad Complutense de Madrid. Tener en cuenta estas precauciones es importante para hacer deporte con seguridad.
Pero si, pese a todo, durante la práctica deportiva aparece "algún síntoma sospechoso como dolor en el pecho, más fatiga de lo normal, palpitaciones, mareo o pérdida de conciencia, hay que consultar con un médico", destaca la Fundación Española del Corazón.