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En su último mensaje televisivo al pueblo de Bélgica con motivo del día nacional, el rey Felipe emitió un discurso que sin duda marcará el libreto de su reinado.
Mirando firmemente a la cámara de televisión y con sus ojos dirigiéndose al pueblo de Bélgica, el rey Felipe lanzó un inesperado mensaje moral haciendo referencia a los crímenes humanitarios que está cometiendo Israel en Gaza.
Para el rey Felipe está en juego la dignidad humana, por lo que hay que poner fin de inmediato a esta crisis inaceptable.
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El llamamiento del rey Felipe de Bélgica se suma a un reclamo internacional cada vez más fuerte para que Israel ponga fin a la guerra.
Por iniciativa del Reino Unido, 25 países firmaron una carta abierta en la que denuncian que “el sufrimiento de la población civil de Gaza ha alcanzado nuevas dimensiones”.
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Afirman que “el modelo de ayuda implementado por el gobierno de Israel es peligroso, alimenta la inestabilidad y despoja a los ciudadanos de Gaza de su dignidad humana”.
Los firmantes sostienen que la negación por parte del Gobierno israelí de asistencia humanitaria esencial a la población civil, es inaceptable y supone un incumplimiento de sus obligaciones en virtud del derecho internacional humanitario.
Entre los firmantes se encuentran 21 naciones europeas, entre ellas Francia, Polonia y España, y cuatro de otras latitudes, concretamente Austria, Nueva Zelanda, Canadá y Japón.
Entre los ausentes, destaca Alemania, una dividida Unión Europea y los países de América Latina.
En un comunicado, el Ministerio de Exteriores de Israel desestima las acusaciones. Dice que “están fuera de la realidad” y “envía una señal equivocada a Hamás”.
Lo que no está fuera de la realidad, es que las acciones de Israel en Gaza, han obligado que por vez primera en la historia de la Monarquía de Bélgica, un monarca por voluntad propia haga pública su opinión con respecto a cuál debe ser el orden del derecho internacional.
Algo que hay que poner en relieve, si consideramos que los posicionamientos de las casas reales europeas suelen ser vagos y se caracterizan por no herir susceptibilidades a niveles políticos y diplomáticos.