De Marruecos a Madagascar: por qué la generación Z sale masivamente a la calle

De Tanzania a Túnez, de Nepal a Marruecos, miles de jóvenes están saliendo a las calles desafiando a las élites en el poder.

En Marruecos, desde finales de septiembre, al menos una docena de ciudades han presenciado protestas en las que ya ha habido muertos. La inconformidad callejera estalló por la decisión de construir estadios de fútbol para la Copa Mundial de la FIFA 2030, en lugar de invertir en salud y educación.

“Los jóvenes desean escuelas y hospitales, no es nada imposible lo que piden. No es imposible en Marruecos, ¿porque nuestros líderes no actúan? En todo esto, ¿en dónde está el gobierno? En dónde está Akhannouch, que solo habla, habla y habla. Los jóvenes exigen lo que es vital para Marruecos, principalmente en lo que respecta a hospitales y escuelas”.

Si bien las protestas en Indonesia, Madagascar, Filipinas y Etiopía tienen sus propias peculiaridades y se desarrollan a tiempos distintos, todas tienen como común denominador el estar lideradas por jóvenes adultos pertenecientes a la generación Z, es decir, hombres y mujeres que nacieron entre 1997 y 2012.

Otro punto en común, el haberse apropiado colectivamente símbolos que no son físicos, es decir, elementos animados y de la comunicación.

Entre esos símbolos está una bandera en la que se muestra una calavera con el sombrero de paja de un personaje conocido como Luffy, el protagonista de One Piece, la serie animada japonesa en la que piratas se oponen al autoritarismo.

Otra característica del movimiento, que es global, pero que no está interconectado uno con otro, es que los participantes están profundamente integrados en los ciclos de noticias y los canales de comunicación, son personas que forman parte de comunidades digitales, que tienen conciencia política a escala nacional e internacional.

Igualmente, las protestas están impulsadas por el aumento de la disparidad socioeconómica, el estrés y la frustración acumulada por la falta de oportunidades y el tener que seguir dependiendo de los padres para subsistir a pesar de haber alcanzado la edad adulta, e incluso haber obtenido un título profesional.

En síntesis, los jóvenes que están tomando las calles y que arriesgan la vida enfrentando a la política, no siguen instrucciones de un partido político, ni tampoco forman parte de bloques conservadores o progresistas, de izquierda o de derecha, son personas insatisfechas con la forma de gobernar de sus representantes.

Y si bien los estudiosos aún no tienen los elementos para afirmar que se está produciendo una ola internacional de protestas juveniles en el mundo, se sabe, que cada una de ellas está sirviendo de inspiración para otras protestas en otros lugares.

Ocurrió durante la llamada Primavera Árabe. En aquella vez, los estudiantes se dieron cuenta de que los países compartían los mismos problemas y entendieron que por la vía de la protesta podían generar gran impacto político, incluyendo el cambio de régimen.