En Noruega, existe un lugar único donde morir o nacer no está permitido. Se trata de Longyearbyen, una pequeña ciudad en el archipiélago de Svalbard, que se encuentra a pocos kilómetros del Polo Norte.
Esta localidad noruega, conocida por su clima extremo, implementó leyes “algo particulares” para garantizar la seguridad de sus habitantes. Allí nadie puede nacer o morir sin dar aviso.
¿Por qué está 'prohibido' morir o nacer en Longyearbyen?
En Longyearbyen viven solo 2.300 habitantes. Esta pequeña localidad cerca del Polo Norte está construida sobre suelo congelado, lo que impide la descomposición adecuada de los cuerpos. Este fenómeno crea un riesgo sanitario, ya que los cuerpos enterrados en estas condiciones pueden conservar patógenos peligrosos durante décadas. Por esta razón, si una persona está enferma, es trasladada al sur de Noruega para recibir atención médica y, en el caso de fallecimiento, para ser enterrada en un lugar más adecuado.
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Las mujeres embarazadas en Longyearbyen, deben seguir igualmente unas estrictas reglas, ya que dar a luz en Longyearbyen está prohibido. Esto se debe a que no existen instalaciones médicas adecuadas, por lo que las mujeres son enviadas semanas antes de su fecha de parto a otras ciudades en Noruega donde puedan recibir atención médica de calidad.
Ni gatos, ni luz en Longyearbyen
Además de la prohibición de morir y nacer, Longyearbyen tiene otras leyes peculiares para adaptarse a las extremas condiciones del Ártico. Por ejemplo, en esta ciudad de Noruega está prohibido tener gatos, ya que estos animales podrían amenazar las especies de aves en peligro de extinción que habitan la zona. Asimismo, los inviernos pueden ser tan severos que la ciudad experimenta cuatro meses de oscuridad total, seguidos de un verano con 24 horas de luz solar diaria.
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Longyearbyen es un pueblo en Noruega donde morir o nacer está "prohibido" por la falta de infraestructura médica y las condiciones del suelo que hacen imposible la correcta descomposición de los cuerpos. Las leyes que tuvieron que crear, entonces, por más curiosas que parezcan, están diseñadas para proteger la salud pública y garantizar la supervivencia en uno de los lugares más remotos del planeta.