El pasado viernes, el Grupo Wagner, un ejército ruso privado abandonó sus cuarteles en Ucrania para marchar a Moscú y tratar de generar una ofensiva militar en contra de la cúpula del poder militar en Rusia, pero su líder Yevgeny Prigozhin, desistió de sus intenciones durante el sábado, terminando el episodio que puso en jaque a las autoridades rusas.
Para entender porqué este conflicto tiene una relevancia mayor, hay que tomar en cuenta los antecedentes y las relaciones que el grupo de mercenarios tuvo con el gobierno ruso, por lo que te presentamos las cinco claves de la rebelión del Grupo Wagner en Rusia.
Inicio de las relaciones
A pesar de que en Rusia la ley prohíbe los ejércitos privados, el magnate uso Yvgeny Progozhin creó en 2014 este grupo de mercenarios bajo el visto bueno del presidente ruso Vladimir Putin, pues el Grupo Wagner ayudaría al ejército de este país en conflictos clave.
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Casi una década juntos
Los integrantes de este ejército privado han sido de gran ayuda para Putin en conflictos bélicos, como los desarrollados en Siria y Libia, donde las fuerzas locales apoyadas por el gobierno ruso vencieron a los ejércitos patrocinados por occidente, además de participar de manera activa en la invasión a Ucrania desde su inicio.
Conflictos con altos oficiales rusos
A pesar de haber ayudado en la toma de la región ucraniana de Dombass, que actualmente se encuentra bajo dominio ruso, Progozhin ha denunciado que altos mandos militares del país han dejado a sus tropas a la deriva, pues se rehúsan a mandarles municiones, e incluso, asevera que fueron bombardeados por el ejército de Rusia.
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Rebelión
Debido al poco apoyo y el presunto ataque del gobierno ruso, Progozhin decidió abandonar Ucrania y marchar hacia Moscú, tomando a su paso el control de Rostov del Don, en el sur del país, y posteriormente de Vorónezh, a 500 kilómetros de la capital rusa, demostrando así su gran poderío militar y poniendo en evidencia una de las debilidades de Vladimir Putin, el poder de sus aliados.
Futuro del Grupo Wagner
Un día después de su levantamiento en armas, el comandante del Grupo Wagner llamó a su ejército a retirarse, para de esta manera “evitar un baño de sangre”, por lo que se auto exilió en Bielorrusia, uno de los territorios aliados con Vladimir Putin, mientras que sus tropas serían absorbidas por el ejército ruso.
De esta forma, Vladimir Putin logró anexar más de 50 mil soldados del Grupo Wagner a sus fuerzas militares, además de neutralizar la amenaza de una rebelión armada al interior del país, la cual puso en jaque a los altos directivos militares del país.