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El impacto ambiental del Tren Maya sigue generando controversia, y Guillermo D. Christy, espeleólogo y miembro de Selvame del Tren, habló en entrevista con MVS Noticias con Ana Francisca Vega sobre las afectaciones que esta obra ha dejado en la península de Yucatán, desde la fragmentación de la selva hasta el riesgo para los acuíferos mayas y la fauna silvestre.
Durante la conversación, Christy recordó que en su momento la Secretaría de Medio Ambiente reconoció los daños causados por el megaproyecto, pero cuestionó la falta de acciones concretas para resarcirlos:
“Estamos haciendo un recuento de lo que la secretaría en su momento declaró, lo cual recibimos con buenos ojos porque finalmente se estaba reconociendo ese daño. Pero nos preguntamos: ¿qué estamos haciendo para resarcirlo? Una de las cosas que se tendrían que hacer prácticamente de inmediato sería remover las mallas de acero que encapsulan el trazo del tren a lo largo de la selva. Eso serviría, por lo pronto, para recuperar en parte el corredor biológico”.
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Vallas que dividen la selva y atrapan a la fauna
El especialista explicó que las estructuras metálicas colocadas alrededor del tramo 5 del Tren Maya no solo dividen la selva, sino que también han atrapado a varias especies:
“Este trazo de poco más de 130 kilómetros divide la selva en dos partes. Los animales que quedaron del lado oeste hacia la selva se salvaron, pero los que quedaron atrapados entre el tramo 5 y la carretera 307 ya no tienen hacia dónde moverse”.
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Aunque oficialmente se argumentó que estas vallas eran para proteger a los trabajadores y a la obra, Christy subrayó que en realidad no existen pasos de fauna adecuados, y que incluso en algunos casos solo se han abierto de manera improvisada:
“Ante nuestras voces, en algunos pasos han cortado de repente algún pedazo de malla y hasta le ponen rótulo de paso de fauna, como si los animales tuvieran que caminar kilómetros para llegar ahí. Pensamos que fue un muy buen contrato el del enmallado, pero la defensa dice que ya no tiene recursos para remover esas vallas. Nosotros proponemos que la comunidad pueda retirarlas por secciones, sería un acto de buena voluntad”.
Militarización y riesgos para la biodiversidad
Otro de los puntos críticos es la militarización del proyecto, pues la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) asumió el control de la obra. Según Christy, la propia Sedena contrató empresas para manejar fauna silvestre con cláusulas que incluso permitían eliminarlas:
“La Sedena estaba contratando compañías que manejaran fauna silvestre, se supone que para reubicarla, pero dentro de las cláusulas marcaba incluso poder matarlas por considerarlas nocivas. Ninguna de las especies que habitan la selva son nocivas, son parte del ecosistema”.
