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En entrevista con Pamela Cerdeira, para MVS Noticias, Hermana Leticia Gutiérrez Valderrama, directora ejecutiva del Ministerio de Hospitalidad para Migrantes de la Diócesis de El Paso, Texas, explicó por qué denuncian condiciones inhumanas en centros de detención de migrantes de Estados Unidos.
Valderrama denunció públicamente las condiciones inhumanas que viven miles de personas migrantes detenidas por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) en Estados Unidos.
¿Cómo se vive la situación en los centros de detención?
Uno de los centros más cuestionados es conocido como “las carpas”, ubicado en las afueras de El Paso. Según la religiosa, este espacio —que oficialmente es de mediana seguridad— funciona como un centro de máxima vigilancia: “Las personas no tienen posibilidad de visitas ni de recibir dinero de sus familiares. Sólo pueden hacer una llamada al día, si recuerdan algún número telefónico”, explicó.
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Gutiérrez relató que incluso proporcionan plumones para que los migrantes se escriban los números telefónicos en el brazo o la pierna, ante la alta probabilidad de ser detenidos sin previo aviso y trasladados a otro centro.
¿Cuál fue el testimonio más alarmante?
Uno de los testimonios más desgarradores proviene de una mujer mexicana detenida en Florida, quien fue trasladada a El Paso tras obtener libertad bajo fianza: “Hermana, es que de verdad yo me sentí violada. Los baños son abiertos y las oficiales nos ven ducharnos. No hay privacidad, no hay intimidad”, le confesó a la activista.
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A esto se suma la monotonía alimentaria: “La gente cuando sale dice ‘ya burritos no, manzanas no, por favor’, porque es lo único que les dan continuamente”.
Traslados arbitrarios y vigilancia intimidante
Otra de las denuncias más graves es el traslado repentino y sin explicación de los detenidos: “Hoy pueden estar aquí y mañana en otro centro, sin aviso ni justificación. Eso genera más ansiedad e incertidumbre en las personas”, señaló Gutiérrez.
Finalmente, la religiosa aseguró que estas prácticas no son nuevas, pero se han intensificado en la actual administración: “Sí sucedían antes, pero ahora el castigo es más grotesco. Quieren decirle al migrante: ‘vete, no te quiero aquí’”, concluyó.
Desde su labor humanitaria, la Hermana Leticia y su equipo no solo ofrecen orientación legal, sino también consuelo y dignidad a quienes enfrentan un sistema que, según su testimonio, ha optado por la criminalización y el castigo como política migratoria.
