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En entrevista con Pamela Cerdeira, para MVS Noticias, Sophia Huett, policía, especialista en seguridad, maestra en gestión pública y Doctoranda en derechos humanos, habló de la extorsión: el reto empieza en los penales.
La extorsión telefónica en México ha evolucionado hasta convertirse en una operación casi profesional que, lejos de estar controlada, tiene su centro de operaciones dentro de los penales. Así lo denunció Huett.
Huett compartió que, además de haber atendido casos de extorsión desde el servicio público, también fue víctima: "Me llegó una llamada donde sabían mi nombre, mi dirección y más datos personales. Eso te hace evidente que lo que se vende es una base de datos."
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La especialista afirmó que muchas de estas bases incluyen direcciones antiguas, lo que incluso permite rastrear de dónde fueron robadas. En algunos casos, aseguró haber identificado directamente quién vendió sus datos. "No siempre es la empresa como tal, hay corrupción dentro de las compañías, incluso en las telefónicas", acusó.
¿Un “call center” del crimen dentro de la cárcel?
Huett explicó que estas bases de datos alimentan un sistema delictivo operado por internos: "El delincuente que está en la cárcel necesita seguir obteniendo recursos. No es que esté aprendiendo valores cuando no hay programas adecuados."
Y lo más alarmante: "Operan como un call center. Tienen bases de datos, Excel con nombres, montos solicitados, horarios de llamada y hasta regresan la llamada para darle seguimiento a la extorsión."
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El modus operandi es claro: causar miedo. Basta con que digan tu nombre y dirección para que la víctima entre en pánico y pierda el sentido común. "Por eso caen en los depósitos, en las transferencias, aunque muchas de estas extorsiones no puedan hacer daño real, porque están dentro de penales."
¿Qué hacer ante una llamada de extorsión?
Huett recomienda no cortar la llamada inmediatamente, sino continuar hasta obtener el número de cuenta donde se pide el depósito. "Ese número es oro para la fiscalía, porque ahí está el vínculo directo con el extorsionador. Aunque también hay casos de suplantación, la mayoría de las veces el titular está relacionado con la banda delictiva."
Finalmente, criticó que las estrategias actuales se enfoquen en seis estados cuando "la cifra negra es mucho más alta que las denuncias. El INEGI tiene datos que muestran dónde se vive más la extorsión, aunque no se denuncie por miedo o vergüenza."
La extorsión en México no es un crimen aislado. Es un reflejo de fallas estructurales, corrupción, filtraciones de datos y una cadena criminal que empieza en la cárcel y termina en una cuenta bancaria. Y como lo demuestra la experiencia de Huett, nadie está exento.
