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En entrevista con Pamela Cerdeira, para MVS Noticias, Ari Vela, presidenta de almas cautivas y corpora en libertad, tocó el tema de las mujeres trans trabajan a favor de la población LGBTIQ+ privada de la libertad.
En el marco del Mes del Orgullo, mujeres trans se desempeñan en la defensa de los derechos de la población LGBTIQ+ privada de la libertad en México, una causa que aún enfrenta enormes retos en distintas partes del país.
“Hoy en día tenemos avances, al menos en la Ciudad de México”, afirmó Vela. “Se reconoce a las personas LGBTIQ+ como un grupo en situación de vulnerabilidad dentro del sistema penitenciario, y se crean algunas acciones para salvaguardar su estadía y dignidad”, explicó.
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¿Qué incluyen las zonas de los centros de reclusión?
Uno de estos avances incluye la asignación de zonas especiales dentro de los centros de reclusión donde las personas LGBTIQ+ puedan convivir sin exponerse a mayor violencia. También se han dado casos donde mujeres trans han sido aceptadas en cárceles femeniles, de acuerdo con su identidad autopercibida o documentación oficial, aunque esta práctica aún depende de la voluntad política y no está plenamente regulada.
Sin embargo, Vela enfatizó que “todavía quedan muchos pendientes”, sobre todo en otros estados de la república donde ni siquiera se reconoce el acrónimo LGBTIQ+ en las políticas públicas. “Tenemos 32 realidades diferentes en todo México”, recalcó.
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¿Cómo eran los tratos antes?
A pesar de algunos logros, la violencia estructural sigue presente. “Muchas personas trans vivieron una doble o triple reclusión a partir de su expresión. Se les cortaba el cabello, se les prohibía usar ropa femenina o se les negaba su nombre autopercibido”, narró Vela, al recordar cómo el sistema carcelario históricamente ha funcionado como un órgano “aleccionador”.
Un ejemplo claro de las contradicciones del sistema es la ropa: “Algunas cárceles permiten la expresión de género femenina, pero no autorizan el ingreso de ropa interior acorde a la identidad de la persona, lo que representa una humillación diaria”, indicó.
La situación de los hombres trans no es menos compleja. Aunque en muchos casos se les reconoce su identidad y permanecen en reclusorios femeniles, quienes exigen ser tratados como hombres enfrentan el riesgo de ser trasladados a cárceles de varones, donde el temor a la violencia sexual es constante.
“La cárcel es un reflejo de nuestra sociedad”, sentenció Vela. “Si una ciudad es violenta y no reconoce derechos, sus centros penitenciarios serán aún más duros”. Citando a Nelson Mandela, recordó que el estado de las prisiones refleja el estado de la nación.
Finalmente, Ari Vela hizo un llamado a la acción: “No olvidemos que también hay orgullo en estos espacios. También hay lucha. Invito a las organizaciones de la sociedad civil de todo el país a adoptar esta agenda y acompañar a quienes más lo necesitan”.