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La reaparición del bisonte americano en el norte de México avanza con un nuevo capítulo histórico. Tras más de dos siglos de ausencia en Coahuila, autoridades ambientales y comunidades originarias celebraron la llegada de 44 ejemplares a la Área de Protección de Recursos Naturales Cuenca Don Martín. Esta acción forma parte de un esfuerzo binacional de recuperación de la especie que comenzó hace casi dos décadas en la Reserva de la Biosfera de Janos, Chihuahua.
José Dávila Paulín, director del Área de Protección de Recursos Naturales Cuenca (APRN), relató en entrevista los detalles del operativo, su importancia ecológica y las expectativas de crecimiento que acompañan este proyecto emblemático de conservación.
La historia del regreso: del exterminio a la recuperación
Dávila Paulín explicó que la presencia del bisonte americano en el norte del país desapareció hace alrededor de dos siglos. “Hace casi prácticamente dos siglos que ya no andan por estos territorios en el noreste de México, específicamente aquí en Coahuila”, recordó.
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Según contó, el exterminio de la especie fue resultado directo de la colonización, pues al eliminar los bisontes también se afectaba la supervivencia de los pueblos nativos que dependían de ellos como fuente de alimento. “Una de las maneras de disminuir a las poblaciones de los nativos cuando se hizo la colonización fue quitarles la carne, entonces parte de la estrategia fue mata a los bisontes”, señaló.
El proceso de recuperación inició cuando, gracias a cooperación internacional, llegaron los primeros 22 ejemplares a Janos, Chihuahua. Hoy esa manada supera los 500 individuos y ha permitido la reintroducción en otras zonas, incluida la nueva población asentada en Coahuila.
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La llegada de 44 bisontes a Coahuila
Sobre el operativo realizado hace unos días, el director del APRN detalló:
“Recibimos estos 44 ejemplares, 38 hembras y 6 machos, con la idea de que se establezcan nuevamente en sus territorios ancestrales”.
El objetivo es restablecer las dinámicas ecológicas que existieron antes de la expansión ganadera que transformó los antiguos pastizales en matorrales.
“Este paisaje que vemos ahora no era el mismo hace 200 o 300 años, eran pastizales estos lugares”, apuntó.
Protección y manejo: cómo se garantiza su conservación
Dávila Paulín aseguró que las nuevas manadas están en terrenos vigilados y con manejo especializado.
“Son lugares en donde hay un esquema de vigilancia y protección muy estricto para evitar justamente el saqueo y el no aprovechamiento correcto de esta especie”, afirmó.
Agregó que su conservación no solo implica proteger al bisonte, sino su hábitat completo.
“Proteger una especie es muy importante, pero hay que proteger todo el hábitat”.
También destacó la importancia del manejo de pastos nativos y la vinculación de programas ganaderos sustentables para acelerar la restauración ecológica.
