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Aplicaciones como WhatsApp y Telegram, accesibles para cualquier ciudadano, hoy forman parte de la logística criminal, mientras la respuesta institucional continúa rezagada. Así lo advirtió el consultor en seguridad David Saucedo durante una entrevista en MVS Noticias con Ana Francisca Vega, donde subrayó omisiones legales, falta de regulación y un sistema penitenciario infiltrado.
Saucedo recordó que los grupos criminales llevan años aprovechando herramientas digitales para operar con precisión y supervisión directa.
“Desde hace tiempo se sabe que los cárteles utilizan WhatsApp, Telegram, incluso la mensajería de otras redes sociales para en primer término hacer la grabación y estar reportando en tiempo real a quienes ordenaron los eventos de alto impacto.”
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Cómo los cárteles usan WhatsApp y Telegram para coordinar ataques
El especialista explicó que las organizaciones delictivas no solo registran ataques, sino que informan minuto a minuto a sus mandos.
“En este caso, de acuerdo con la narrativa que construyó Margarita Harbush, en tiempo real, si el grupo de WhatsApp estuvieron reportando desde que llegaron, dieron seguimiento a la víctima, su asesinato y cuando fue transportado para recibir atención médica.”
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Para Saucedo, el problema no se limita al uso de aplicaciones, sino a la facilidad con la que cualquier persona puede activar líneas telefónicas sin controles estrictos.
“Definitivamente tenemos una legislación muy laxa”, señaló, al advertir que la libre venta de chips dificulta la trazabilidad en investigaciones criminales.
Geolocalización de teléfonos: la llave para identificar a los responsables
Sin embargo, advirtió que exigir datos personales no resolverá el problema si no existe acceso legal y regulado a la geolocalización.
“Si definitivamente lo que hace la diferencia es la geolocalización de los equipos y la geolocalización de los chips.”
Sobre los penales, Saucedo fue categórico al explicar por qué continúan operando extorsiones, llamadas criminales y redes delictivas desde el interior.
Venta libre de chips y la laguna legal que facilita el crimen organizado
“No fallan las tecnologías, fallan las personas encargadas de aplicar las tecnologías.”
La corrupción, afirmó, debilita cualquier estrategia institucional y permite que cárteles controlen centros penitenciarios.
“Necesitamos una reforma de fondo para inhibir las prácticas de corrupción, porque la capacidad económica de los delincuentes alcanza para sobornar autoridades casi de todos los niveles.”
Finalmente, Saucedo recordó que el crimen organizado no solo adopta tecnología: también recluta, compra, infiltra o secuestra especialistas para fortalecer su aparato operativo.