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En entrevista con Pamela Cerdeira, para MVS Noticias el Dr. Miguel Ángel Méndez, profesor de la Universidad de las Américas Puebla, explicó sobre si se puede o no producir fentanilo en cocinas clandestinas.
El fentanilo, una droga sintética hasta 50 veces más potente que la heroína, ha causado alarma global debido a su impacto devastador en la salud pública y su aparente proliferación en laboratorios clandestinos, por lo que Méndez compartió información clave sobre la posibilidad de producir esta sustancia en entornos no regulados.
“Es capaz de provocar la muerte por paro cardiorrespiratorio en dosis altas, por encima de 2 miligramos. Esto depende mucho de la pureza y de la manera en que está integrada en el producto”, explicó el experto. Además, agregó que los efectos en las personas expuestas durante la producción, como en laboratorios clandestinos, pueden ser graves e inmediatos debido a la toxicidad inherente del fentanilo.
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¿Cómo es la producción clandestina?
La producción de fentanilo requiere precursores químicos específicos y procesos altamente controlados. Sin embargo, según el Dr. Méndez, el acceso a estos compuestos está regulado y restringido para particulares. “Para una persona común y corriente no es sencillo. Las empresas legales con fines industriales, como las dedicadas a pinturas o recubrimientos, podrían tener permisos para adquirir estos insumos, lo que abre la posibilidad de desviaciones hacia usos ilegales”, detalló.
El docente también citó reportajes internacionales que documentan métodos de obtención de precursores ilegales, como lanzamientos desde avionetas al océano o adquisiciones a través de proveedores no regulados. Estas sustancias luego son transportadas a laboratorios clandestinos, donde se realiza la manufactura bajo condiciones precarias y riesgosas.
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¿Cuáles son los riesgos en el procesamiento?
El fentanilo, durante su producción y manipulación, puede generar polvo o vapores tóxicos que, incluso en cantidades mínimas, representan un peligro mortal. “En un laboratorio farmacéutico, se requiere equipo protector de pies a cabeza y sistemas de filtración para evitar la inhalación de humos químicos o polvo”, destacó Méndez. En contraste, los laboratorios clandestinos operan sin estas medidas de seguridad, exponiendo a los productores a intoxicaciones severas.
Por último, el fentanilo no solo afecta a quienes lo consumen, sino también a quienes participan en su fabricación. En el contexto de la lucha contra su proliferación, es crucial entender los métodos y riesgos asociados a su producción clandestina para desarrollar estrategias efectivas de prevención y combate.