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En entrevista con Pamela Cerdeira, para MVS Noticias, ¿es viable topar el precio de la gasolina o eliminar el IEPS, como lo plantea la oposición? Los detalles con Gonzalo Monroy, director general de GMEC.
Ante las recurrentes discusiones sobre el precio de la gasolina en México, surge la pregunta sobre la viabilidad de topar su precio o eliminar el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS).
Gonzalo Monroy, director general de GMEC, ofreció una perspectiva experta sobre los factores que influyen en el precio de los combustibles y las posibles consecuencias de estas medidas.
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¿Qué determina el precio de la gasolina?
Monroy explicó que el precio de la gasolina en México se compone de cinco elementos:
- Precio de referencia internacional: Se toma del costo de la gasolina en el Golfo de México, basado en indicadores del mercado estadounidense.
- Costo logístico: Incluye gastos de importación, almacenamiento, transporte por ductos y la incidencia del huachicol.
- Margen comercial: Un pequeño diferencial entre gasolina premium y regular.
- Margen de los gasolineros: Habitualmente vilipendiados en administraciones recientes, su ganancia es mínima en comparación con otros factores.
- Impuestos: El IEPS y el IVA representan cerca del 40% del precio final, lo que equivale a aproximadamente 10 pesos por litro.
¿Eliminar el IEPS es la solución?
Monroy enfatizó que retirar este impuesto, aunque podría reducir el precio del combustible, tendría consecuencias negativas para la economía. “La gasolina Magna ronda entre los 24 y 25 pesos. Si eliminamos el IEPS, estamos sacrificando una de las mayores fuentes de ingresos fiscales del gobierno”, explicó.
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Además, recordó que comparar los precios de gasolina entre administraciones pasadas y presentes puede ser engañoso debido a la inflación. “Durante el periodo de Felipe Calderón, aunque el precio era más bajo, la gasolina estaba altamente subsidiada. En términos reales, nadie cargó gasolina a 26 pesos”, puntualizó.
Otro factor crítico es la incidencia del mercado ilícito de combustibles, que afecta hasta el 30% del consumo en México. “Los precios altos generan incentivos para que los consumidores recurran a expendios no regulados, como los ubicados en carreteras. En algunos estados, como Tamaulipas, la inseguridad dificulta que las autoridades tomen medidas contra estas prácticas”, comentó Monroy.
El contrabando y la adulteración de combustible representan un reto adicional, complicando la recaudación fiscal y el control del mercado formal.
Finalmente, señaló que, aunque técnicamente sería posible mediante un decreto de la Secretaría de Hacienda para modificar la fórmula de precios, los costos sociales y económicos podrían superar los beneficios inmediatos. “Reducir el precio por decreto podría desincentivar la transición energética, fomentar el mercado ilícito y reducir la capacidad fiscal del gobierno”, concluyó al responder si es viable topar el precio de la gasolina o eliminar el IEPS, como lo plantea la oposición.