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En su colaboración para MVS Noticias con Luis Cárdenas, el periodista Óscar Balmen informó sobre la sorprendente relación entre los huracanes y el crimen organizado.
El reportero expuso cómo los peligros naturales, como los ciclones, pueden desencadenar un aumento en la actividad criminal, tanto local como organizada.
Rey Valdés, un policía retirado, recordó un incidente ocurrido tras el huracán Andrew en 1992 en Florida Keys.
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“A solo cinco o seis autos enfrente de él, un hombre blandía un arma semiautomática y, con la otra, jalaba del cabello a una mujer para robarle su vehículo. La imagen era extraña por dos factores: primero, porque en Florida Keys, Estados Unidos, no era común ver ese tipo de delitos con violencia y, segundo, porque era imposible que el ladrón no supiera que estaba a solo unos pasos de un oficial de policía", relató Valdés en su blog “Los inusuales retos que enfrentan los policías durante un huracán”.
Balmen señaló que los huracanes no solo traen consigo vientos y lluvia, sino también caos y trauma en las comunidades afectadas.
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“Hoy, 32 años después, sabemos que un huracán no solo trae consigo vientos y agua. También provoca caos y trauma en las comunidades, especialmente cuando se presentan con poco tiempo de anticipación. Y esos ingredientes son los que desea el crimen, local u organizado”, explicó.
Un estudio del académico Mike Jiafang de la Universidad de Cornell, que analizó 258 desastres meteorológicos en Estados Unidos, encontró que los huracanes son los más devastadores, causando una pérdida económica promedio de 21.5 mil millones de dólares anuales.
“A esa devastación suele sumársele una mala respuesta de las autoridades, ya sea por falta de recursos, de técnica o de tiempo”, comentó Balmen.
William Saletan, en su observación de la metamorfosis de Nueva Orleans tras el huracán Katrina, afirmó que “un huracán convierte a ciudadanos en criminales”.
Huracanes incrementan delitos del crimen organizado
El estudio de Cornell mostró que, en el mes siguiente a un huracán devastador, los robos simples aumentan un 7 por ciento, los robos a casa habitación un 19 por ciento y los asaltos un 20 por ciento.
Esta pérdida de pertenencias y el colapso del orden social generan un ambiente de supervivencia donde “todo vale”, conduciendo a un aumento de la inseguridad y la ansiedad.
“El crimen organizado aprovecha estas condiciones”, añadió Balmen, recordando lo sucedido en Acapulco tras el paso del huracán Otis.
“El crimen organizado aprovechó que unas 250 mil familias se quedaron sin techo o sus casas tuvieron daños significados. Empezó con préstamos que pretendían tener una buena intención. Luego, les añadieron intereses impagables. La usura se volvió extorsión y ésta, a su vez, se transformó en secuestros, torturas, asesinatos. Como si le faltaran a Acapulco”, contó.
Finalmente, mencionó que, durante la temporada de huracanes, la criminalidad puede incrementarse significativamente.
“En 2019, la economista jamaiquina Nekeisha Spencer calculó que durante la temporada de huracanes su país sufría un incremento de hasta en 35 por ciento en los delitos. En México, estamos por entrar a la estación de ciclones 2024: ¿qué nueva criminalidad veremos bajo el viento?”, concluyó Óscar Balmen.
El periodista destacó la necesidad de preparación y respuesta eficaz para mitigar estos efectos colaterales de los huracanes ante el crimen organizado.