El yogur griego cobró mayor relevancia desde hace unos años por su supuesto aporte nutricional, sobre todo para las personas que llevan una dieta estricta, sin embargo, la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) ha desmitificado este alimento.
De acuerdo con el estudio de calidad realizado por el organismo en el mes de octubre, el yogur griego destaca por su alto contenido en proteína, sin embargo, esto no deja de lado que sea un producto con porcentajes considerables de azúcares, grasas o calorías.
Y esto está relacionado con las marcas que con el alimento en sí, es decir, que las empresas le añaden exceso de azúcar a este producto para que sepa mejor, quitándole el gran aporte nutricional.
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Diferencias del yogur griego al tradicional
El yogur griego es un alimento fermentado que se elabora con leche entera, leche descremada o leche semidescremada. Se diferencia del yogur tradicional en que se somete a un proceso de filtrado que elimina parte del suero de leche, lo que le da una textura más espesa y cremosa.
¿Cómo se hace el yogur griego?
El proceso de elaboración del yogur griego es similar al del yogur tradicional. La leche se calienta a una temperatura de entre 40 y 45 grados centígrados, y luego se le añade una cultura de yogur. La leche se deja fermentar durante unas 8 horas, hasta que se cuaja.
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Una vez que el yogur está cuajado, se pasa a un colador forrado con un paño de muselina. El suero de leche se escurre durante unas 24 horas, hasta que el yogur quede espeso y cremoso.
El yogur griego es un alimento muy nutritivo. Es una buena fuente de proteínas, calcio, fósforo, potasio y vitamina B12, pero, dependerá de la marca la calidad del mismo, tal y como lo destacala Profeco.