Izamal es una localidad en Yucatán que combina herencia prehispánica con arquitectura colonial. Sus calles y la forma de sus casas reflejan una larga historia, marcada por el paso de los mayas y después de los españoles. En sus barrios aún se observan tradiciones que siguen vigentes, como el uso del henequén o el algodón en la elaboración de textiles, así como el empleo de plantas para tratamientos medicinales.
Uno de los aspectos más llamativos de Izamal es su color, ya que casi todo el pueblo está pintado de amarillo. Esta elección tiene un gran valor simbólico para los habitantes, ya que representa identidad del lugar. No es una regla oficial, pero sí una práctica común entre quienes viven ahí.
La razón por el que Pueblo Izamal está pintado de amarillo
El color amarillo que pinta casi todas las fachadas de Izamal no es solo un gusto por lo vibrante o lo llamativo. Tiene raíces antiguas, que se remontan a cuando los mayas veneraban al dios del sol, Kinich Kak Moo. La gran pirámide que lleva su nombre fue un importante centro ceremonial, y muchas personas de distintas regiones llegaban hasta ahí para pedir salud o agradecerle por la vida.
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Como el sol ha estado siempre relacionado con el color amarillo, este tono se convirtió en una forma de rendir homenaje a esa conexión con lo divino. Con el paso del tiempo, el pueblo fue adoptando ese color como parte de su esencia, y lo que empezó como algo espiritual se volvió también una seña de identidad colectiva. Caminar por sus calles es, de cierta manera, revivir esa antigua relación con la luz y la energía del sol.
Ya en tiempos más recientes, entre 1959 y 1961, el entonces alcalde Jorge Carlos González Rodríguez tuvo la idea de pintar muchas de las fachadas del centro de ese mismo tono, como parte de un proyecto para organizar mejor al municipio y hacerlo más atractivo. Así fue como ese color tan cálido y alegre terminó cubriendo todo el pueblo, dándole el apodo de “la ciudad amarilla” y reforzando su encanto único.
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Cómo comenzó la tradición del color amarillo en Izamal
Durante la administración local de finales de los años cincuenta, se buscó una estrategia para ordenar el comercio y fomentar el cumplimiento del pago de impuestos. Se recurrió al entonces Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) para solicitar pintura que permitiera uniformar la imagen de los negocios en el centro del pueblo.
En el proceso, se investigó el trasfondo histórico del lugar y se identificó a Izamal como un importante centro de veneración al dios solar entre los antiguos mayas. Esa conexión con el simbolismo solar influyó en la elección del color amarillo como distintivo. El tono buscaba reflejar ese vínculo con el sol.
Con el paso del tiempo, la iniciativa se expande más allá del ámbito comercial. La pintura comenzó a aplicarse en casas, edificios públicos y calles del centro. El resultado fue un paisaje urbano unificado, donde el color amarillo se convirtió en una marca visual de la identidad histórica de Izamal, persistente hasta hoy en día como parte de su patrimonio material.